Se van cerrando las Eliminatorias a la Copa del Mundo 2026 con una nueva clasificación de nuestra querida Tricolor. El sabor es un tanto agridulce para muchos por el hecho de que la selección no logró marcar goles en los últimos 3 partidos y por la tristeza de ver al legendario Olímpico Atahualpa, “el coloso del Batán”, en una situación de deterioro y en medio de un conflicto con tintes políticos. Fue en esa cancha y con el vibrar de esas octogenarias gradas que en 2001 se empezó a forjar una nueva identidad que ya suma 5 mundiales y ha trascendido en la manera en que los ecuatorianos nos vemos frente al mundo.
Fuera de la discusión deportiva que ha tenido argumentos de sobra respecto a la ventaja fisiológica que supone aprovechar los 2800 metros sobre el nivel de mar al jugar en la capital, esta columna analiza otros aspectos culturales, motivacionales y principalmente financieros que entran en juego al llevar nuestra localía a Guayaquil y que seguramente estarán presentes en el tablero de mando de los directivos de la FEF.
La nueva dinámica interna de nuestra selección
La dinámica de la Selección ha cambiado diametralmente desde los equipos del Bolillo, Ulises, Bam Bam Hurtado, Pepe Pancho, Aguinaga y el Tin que por sobre otras virtudes se caracterizaban por su derroche de enjundia, en un momento en que el fútbol ecuatoriano no tenía los pergaminos y ribetes de excelencia con los que se le reconoce en la actualidad. Las selecciones que clasificaron a los mundiales de Japón, Corea 2002 y Alemania 2006 tenían como base a jugadores locales altamente adaptados a la altura al tener que jugar al menos 2 partidos al mes en la Sierra. Por otro lado, la Casa de la Selección, así como en su momento fue el complejo militar de Parcayacu en las afueras de Quito, actuaban como enclaves blindados para los jugadores, favoreciendo su concentración y su cuidado. 20 años después, la realidad de nuestros futbolistas es distinta, con apenas 5 de los 28 convocados (3 de ellos arqueros) actuando en el fútbol local. Hoy la gran mayoría de nuestros seleccionados están regados en el exterior y disponen de tiempos de descanso cada vez menores. Considerando que los círculos familiares de la mayoría de jugadores están en Guayaquil a la par de otros factores climáticos, emocionales y una mayor relajación en los espacios de concentración, una buena parte de la plantilla prefiere hacer base en el puerto principal. El presidente Egas se manifestó respecto a la decisión de cerrar la Eliminatoria en Guayaquil argumentando motivos deportivos y el pedido de los mismos jugadores que se refleja en esta declaración de Alan Franco dada al portal Ecuagol “En Quito tenemos la Casa de la Selección, en Guayaquil estamos en un hotel y tenemos mucho más cerca a la gente. Ese es un pequeño detalle que juega a nuestro favor, nos da otro tipo de energía”.
El impacto financiero de la localía en Guayaquil
En la dimensión financiera se encuentran otras razones de peso para la decisión de cambio de sede de los partidos con Argentina y Brasil. Aunque no hay cifras oficiales desde la FEF, probablemente por la dificultad de cuantificar los valores percibidos por taquilla debido al esquema de venta que incluye abonos y precios diferenciados de preventa, la generación de ingresos incrementales es otro de los motivos para llevar la selección a Guayaquil. En condiciones normales, el estadio Monumental Banco Pichincha tiene un aforo de 59 000 personas versus las 41.000 que puede acoger el estadio Rodrigo Paz. Si se considera un valor promedio de USD 49.42 sin IVA que equivale al valor promedio ponderado de una entrada (excluyendo suites), la taquilla incremental al disputar un partido AAA con casa llena, como ocurrió en el partido contra Brasil, es de aproximadamente USD 890 000.
Estos valores de recaudación no podrían lograrse sin una demanda igualmente incremental. Si se suma el público potencial segmentado entre los 18 y 65 años de edad de las ciudades de más de 100 mil habitantes que están a 3 horas de distancia, Guayaquil tiene un mercado potencial de aproximadamente 3 millones de personas que incluye a Machala, Cuenca y Manta, versus 1.8 millones en Quito y sus cercanías. Esto equivale a una demanda potencial adicional de casi el 70% de aficionados al jugar en el puerto principal. De manera curiosa, en el trabajo de campo realizado durante el partido contra Brasil se pudo detectar, desde el inconfundible “cantado morlaco”, una inusitada cantidad de hinchas cuencanos apoyando a la Tricolor. Cuenca, según su Municipio, es la ciudad con las mejores condiciones de vida y de acuerdo a datos del INEC (2022) la que registra los niveles más bajos de desempleo y los salarios medios más alto del país. A estos factores geográficos y socioeconómicos deben sumarse situaciones de oportunidad. En el caso del partido contra Brasil, el debut del entrenador de Brasil Carlo Ancelotti captó la atención del público en todos los niveles por el reconocimiento internacional que el estratega logró con el Real Madrid. Con una nueva vista a Ecuador de la selección campeona del mundo y con ella la de Lionel Messi, quizás la última de su carrera, el éxito de taquilla parece estar más que asegurado.
Esta decisión también repercute en las relaciones comerciales de la selección. La mitad de los sponsors de la selección nacional tienen base en Guayaquil. Para marcas como CNT, Ecuabet, Venus y el Banco de Guayaquil, que realizaron activaciones y sampleos, el aumento de asistentes significa mayores oportunidades de maximizar sus objetivos comerciales. LATAM por ejemplo, sponsor logístico de la selección, con facilidad pudo haber duplicado su facturación en los días previos al partido si se considera que los vuelos a Guayaquil se agotaron en estas fechas en casi todos los horarios con una subida de tarifas producida por el incremento de demanda que en ciertos horarios llego hasta los USD 150 por vía cuando el precio habitual no superar los USD 75.
Hay otros factores económicos, más ligados al sector de la economía popular, que tampoco suelen analizarse. Por la dinámica del estadio Monumental que obliga a prácticamente a todos los hinchas a caminar casi 1 kilómetro desde el puente de la Avenida Velasco Ibarra hasta el estadio en comparación con una disponibilidad menor para los comerciantes de Quito por el cordón de seguridad que prácticamente restringe el acceso a todo el perímetro del estadio, hay mayores beneficios para los vendedores informales de comidas, bebidas y merchandising en Guayaquil. De igual manera, el no tener acceso directo vía transporte público, como si ocurre en el estadio Rodrigo Paz, también aporta con oportunidades de ingresos para cuidadores de vehículos, así como proveedores de ubers y taxis de Guayaquil.
Hábitos y comportamientos
Otro aspecto que no ha sido examinado con profundidad son las diferencias en los hábitos y comportamientos de la hinchada en Quito y Guayaquil. Luego del último partido con Venezuela en Quito, la FEF recibió un nuevo castigo de FIFA por cantos homofóbicos, la primera había sido en el partido con Perú también en Quito, lo cual dejó como consecuencia la reducción del 15% de aforo y multas de 20.000 francos suizos por cada infracción. Si se suman estas 2 sanciones, el perjuicio para la selección bordea los USD 800.000 dólares. Con estos antecedentes jugar en Guayaquil puede suponer una garantía, ya que esta plaza no registra ningún antecedente de mal comportamiento en esta dimensión.
Así como la incidencia de la altura ha dejado de ser un mito y juega un rol clave en el desempeño deportivo, como está ocurriendo con Bolivia en su sede de El Alto, está demostrado que la hinchada también tiene un papel trascendental. La evidencia también confirma diferencias en la forma como los hinchas viven el fútbol en Quito versus Guayaquil. Al analizar los primeros tiempos de los 2 últimos partidos disputados en cada ciudad, se puede estimar un tiempo promedio de aliento multitudinario de 10 min (20 cantos) en Guayaquil versus 6 minutos (12 cantos) en Quito. Mientras que el hincha costeño es pasional y expresivo, el hincha quiteño suele ser un tanto más pasivo e intransigente.
Que le depara a la Tri en los próximos procesos
Viendo con lejanía las próximas Eliminatorias al Mundial de España, Portugal y Marruecos 2030, el cierre de este proceso vislumbra que nuestra selección alternará con más frecuencia su localía, situación que no debería dejar de alegrarnos por la capacidad que solo la Tri tiene de llevar alegrías a otros rincones del país en medio de tantas situaciones de pobreza y desigualdad. Nuestros futbolistas, como ocurrió con William Pacho hace poco, son embajadores y referentes para grandes y chicos y al trabajar en equipo representan una fuente potente de identidad nacional El aire de frustración que nos rodea debe dar paso a energías e ilusiones renovadas por lo que significa volver a ser parte del evento deportivo más importante del planeta.
Reflexión final
Cierro esta nota con cierta impotencia por la falta de datos oficiales y otros mecanismos de trazabilidad del impacto que produce la Selección nacional en temas como match day experience, hábitos de consumo y otro tipo de comportamientos. El rol de la academia, gestores deportivos y las mismas entidades es crucial para generar más insumos que permitan mejorar la experiencia de los hinchas en este tipo de espectáculos lo cual puede repercutir en los dueños de activos deportivos para fortalecer su capacidad de generar ingresos a partir de la innovación.