María Galindo, directora de Radio Deseo de La Paz, miembro de Mujeres Creando, comprometida con las luchas sociales y de género, apoya firmemente la marcha de los indígenas iniciada en agosto y que llegará a la capital boliviana el próximo lunes o martes para conseguir de Evo Morales la cancelación definitiva de la construcción de una carretera que atraviesa el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).
María escribió una carta abierta al canciller David Choquehuanca en la que revela el pensamiento crítico de una gran parte de la población boliviana frente a un gobierno que considera ha abandonado su proyecto histórico y político. María invita al canciller a “descifrar las complejidades y profundidades del planteamiento que la marcha defiende…” y le señala que “ la evolución histórica de inventar una nueva sociedad distinta, descolonizada, despatriarcalizada, horizontal, de plenitud y felicidad no es un proceso que hoy esté conducido por el Gobierno del Movimiento Al Socialismo.”
Le cuenta que “No es que tantos y tantos amigos y amigas se han alejado del proceso, sino al revés, es el Gobierno el que se ha ido alejando de su eje, es el Gobierno el que se ha extraviado en el ejercicio de poder” y que…“El proceso va a continuar más allá del Gobierno, desde ya y gracias a la marcha y gracias a las infinitas luchas sociales es que el proceso continúa su avance, en realidad a pesar del Gobierno”. Y de forma categórica concluye: “Por lo tanto, la esperanza del hacer y el transformar no está en el Gobierno, sino afuera”.
Obviamente, desde Evo y sus defensores la cosa es distinta. Para ellos la marcha indígena cubierta por un discurso ecologista y de defensa de la “madre tierra” no es sino una “manipulación de gente inocente”, una sobre dimensión de la demanda social agrandada por el “terrorismo mediático”, orquestada por la CIA para la creación de condiciones que permitan el “retorno de la derecha y de los neoliberales”.
Lo cierto es que la construcción de la carretera que atravesará el TIPNIS y la lucha por detenerla revela una disputa de sentidos históricos sobre el desarrollo. Es la confrontación entre los que apuestan por el viejo modelo extractivista primario exportador y aquellos que promueven la relación armónica con la naturaleza y entre seres humanos y la búsqueda de caminos distintos para la generación y distribución equitativa de la riqueza.
Mas también la marcha del TIPNIS demuestra que los depositarios de un proceso de cambio no son los grandes líderes ni los gobiernos, sino la gente y sus movimientos. Más y más personas y organizaciones sociales se unen a los indígenas. Crece este grito en Bolivia: “¡Evo, dijiste que todo cambiaría, mentira, mentira, la misma porquería!”
¡Cuán parecidos son nuestros países y nuestras historias!