Mamás modernas
La decisión más crucial que una mujer puede tomar en esta era posmoderna es la de convertirse en madre o no. En épocas pasadas, este tema no era objeto de reflexión o debate. Se daba por hecho que la obligación central de las mujeres era casarse, tener hijos y criarlos. Se creía que las mujeres existían para eso fundamentalmente.
Ahora no es así. A partir de los años sesenta, la denominada 'Segunda ola del feminismo' cuestionó el rol exclusivamente procreador o biológico que se le había asignado a la mujer. Aquel movimiento puso de relieve la necesidad y la importancia de que las mujeres también tengan roles protagónicos en otras áreas de la vida social, como la política, los negocios o la cultura.
Como consecuencia de lo anterior, el mundo occidental ha visto a millones de mujeres descollando en universidades y empresas; en el deporte profesional y en el espectáculo; en el Ejército, la Policía y en toda clase de funciones públicas.
Pero este florecimiento económico, social y político que ha tenido la mujer a partir de la segunda mitad del siglo pasado también trajo consigo un problema: se desvalorizó la maternidad o, por lo menos, se complicó el proceso de ser madre.
Quienes estudian este tema aseguran que hay una 'Tercera ola del feminismo' que intenta rescatar esa cualidad única de la mujer que consiste no sólo en la posibilidad de alumbrar una vida nueva, sino fundamentalmente de cuidarla y hacerla crecer. Para esta nueva ola feminista, la maternidad debe ser protegida porque además está asociada con rasgos muy femeninos como el sentimiento, la intuición y el amor incondicional.
El problema es que ahora no es fácil ser mamá. Muchas madres que quisieran dedicarse exclusivamente a cuidar de sus hijos no pueden hacerlo, porque deben trabajar en una o más actividades para generar ingresos para pagar las facturas de fin de mes.
Aquellas mujeres que sí son capaces de dejar sus trabajos para estar con sus hijos tienen después problemas para encontrar un nuevo empleo cuando sus niños van a la escuela y quieren, por tanto, volver a ejercer sus profesiones.
Y cuando ellas son suficientemente afortunadas de encontrar un trabajo nuevo, a veces algunas empresas les condenan a posiciones de menor rango porque se cree -a veces con razón- que no van a tener tiempo suficiente para asumir responsabilidades profesionales más estelares.
Por eso, cuando una mujer decide quedarse embarazada en realidad está tomando una decisión casi heroica. Tener uno o varios hijos no sólo hará que ella contraiga obligaciones de por vida con su nueva familia, sino que determinará también su porvenir profesional y, por tanto, su realización personal y su bienestar material.
Feliz Día de las Madres… Modernas.