'Magnífica' vialidad

Definitivamente, luego de más de tres años de administración municipal a cargo del actual Alcalde, el Quito que tenemos no es el Quito que queremos, ni el que nos merecemos. Ahora, más que nunca, es una ciudad invivible por la inseguridad que día a día aumenta, ¡sí, talvez sea "percepción"!

No existen políticas locales, "planes y evaluación de resultados sobre prevención, protección, seguridad y convivencia ciudadana", atribución exclusiva del Alcalde según el artículo 60, letra q), del Código de Organización Territorial (Cootad), expedido por este Gobierno.

Pero, ¡qué comentar sobre la vialidad urbana, también a cargo de la Alcaldía (55, letra c)! Las calles de la capital del Ecuador día a día se descascaran (por utilizar un término suave), lo que genera los huecos a los que conductores caen con sus vehículos, con el consiguiente deterioro del auto y del bolsillo de su propietario.

La "magnífica" ruta que une Quito con Tababela, sitio en que se construyó el aeropuerto internacional de esta urbe, es lamentable. La capa asfáltica a medida que pasan las horas va dañándose, sin que a los municipales les preocupe. Los cráteres van en aumento, mientras los pobladores de los pueblos por los que cruza la carretera, ven el incremento de vehículos y la congestión por una inexistente planificación municipal.

Aquella disposición del Cootad (55, letra f), por la cual el burgomaestre es el encargado de regular y controlar el tránsito y el transporte terrestre, sólo le sirve para cobrar multas a los conductores. Eso de pensar y desarrollar ideas es cuesta a ciertas autoridades de gobiernos autónomos seccionales… ¿En quién está pensando?

Pero como tienen que "ganarse" el favor de los quiteños, que día a día se encuentran más decepcionados de sus representantes por su lento e inoperante andar, se equivocan en lo que hacen. Quito, por su ubicación en medio de las montañas, es una ciudad estrecha, cruzada de sur a norte por calles, que no se caracterizan por amplitud.

Si se disminuye el tamaño del carril por donde circulan los vehículos a motor, tendremos una congestión brutal. Y eso sucederá por la brillante idea de ocupar casi la mitad de la calle, para que transiten bicicletas. Estoy de acuerdo que se debe dar un espacio para este tipo de transporte, pero en una ciudad con tan irregular geografía, ¿habrá tantos ciclistas que requieren de espaciosos lugares para pedalear?

Ante la genial idea de acortar el ancho de las calles, la solución del Alcalde para los nuevos trancones vehiculares podría ser, me imagino, que los autos con placas terminadas en números pares nunca circulen, y con placas impares los días feriados, pero sin transitar por la ciclovía. Las motos, como ahora se aprecia, no estorban porque van por las veredas ¡Muy bien!

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