Hace casi 40 años las calles de Managua y otras ciudades nicaragüenses estaban desbordadas por caudales de sangre inocente.
La larga guerra por la libertad y la democracia duró años y costó miles de vidas. Para colmo, en tierra de volcanes y erupciones el terremoto había devastado la ciudad.
El dictador Anastasio Somoza Debayle comerció con sangre humana. Textual. Los donativos de varios países fraternos encausados por la Cruz Roja Internacional fueron otra fuente del saqueo del dictador. Un vampiro que en su tiranía y codicia hundió en la pobreza a Nicaragua.
Toda esa voracidad y corruptela de parientes y socios del dinástico general electo en comicios fraudulentos unió al pueblo. Los liberales( aunque él era de una rama del partido liberal) y demócrata cristianos, los religiosos y los ateos, los comunistas y socialistas, intelectuales, comerciantes, campesinos y patriotas apoyaron la lucha armada cuya vanguardia encabezó el Frente Sandinista para la Liberación Nacional.
El 19 de Julio de 1979 ‘Los Muchachos’ derrocaron a Somoza. La variopinta alianza alcanzó la victoria popular y formó un a coalición de Gobierno de compleja suelda.
Cinco años después las diferencias ya habían aflorado y los sectores menos radicales fueron poco a poco tomando distancia. En 1984 en unas elecciones que parecieron limpias Daniel Ortega, en binomio con el escritor Sergio Ramírez, ganó a los candidatos de varios partidos de derecha e izquierda. El Frente ganó y siguió en el poder.
La alianza con la Cuba de Fidel y el asesoramiento de militares soviéticos era evidente. El Ejército Popular Sandinista luchaba encarnizadamente con la Contra. La insurgencia armada contaba con el apoyo de Estados Unidos y atacaba desde Honduras. Eran tiempos de la geopolítica.
Luego Ortega perdió otras elecciones pero fue perdiendo, paulatinamente el apoyo de varios de los valiosos personajes que apuntalaron la revolución en los primeros años. Perdió legitimidad y luego de ser vencido en dos comicios por la presidenta Violeta Chamorro y el presidente Arnaldo Alemán, volvió a ganar y entonces construyó el sistema de concentración de poder, reelecciones sucesivas y reformas constitucionales sobre las cuales se aferra.
Los muchachos le dijeron adiós hace rato( hay un libro de Sergio Ramírez: ‘Adiós Muchachos’). Se fueron separando poetas y escritores, como el actual Premio Príncipe de Asturias; Ernesto Cardenal poeta y ex ministro, es un crítico feroz. De los 9 comandantes solo quedan dos en el poder.
Tras cerca de dos meses de represión, la sangre de unos nuevos muchachos ha vuelto a correr por las calles de Managua. La manifestación del día de la madre se tiñó de sangre. Los muertos llegan ya al ciento. La Policía -como la Guardia de ayer-, dispara a matar. Los empresarios le piden la renuncia y la Iglesia corta el diálogo hasta que pare la matanza. El viejo guerrillero es hoy una triste parodia de aquel tirano Somoza contra el que luchó hasta derrocar.