Es un ritmo ritual o culto fetichista que combina elementos del animismo africano, del catolicismo y de la hechicería con danzas, tamborileo y cantos y baile; es tan contagioso, que se ha puesto de moda en la política de Ecuador. Como evidencia de la afirmación, al cumplirse el año del gobierno, se presenta una curiosa contradicción entre el balance económico y el político.
En las cuentas los resultados son positivos. Un buen resumen aporta Lolo Echeverría, en su columna:
“9 000 millones, baja inflación, alguna recuperación de la economía, alto precio del petróleo, equilibrio fiscal, diez acuerdos comerciales y buenas posibilidades de inversión extranjera. En estas condiciones sería verosímil la posibilidad de invertir 14 000 millones de dólares en obra pública en lo que le resta de mandato.”
En lo político es todo al revés tanto para el gobierno como para la oposición. Un desastre completo. De parte del régimen un desafortunado uso del micrófono y las pantallas. Incurre en una grave confusión entre comunicación y publicidad oficial. Por eso se divulga sobre la posibilidad importar leche desde Uruguay hasta viajar a Israel donde eran usuales los viajes estratégicos cuando teníamos pendiente un tema fronterizo, mas no protocolarios.
La única figura, en el caso de la oposición, que merece ser referida, es la de Jaime Nebot, al que se le nota un defecto. Se trata de esas aves híbridas que no tienen descendencia; casi son de adorno.
Es diferente al caso de Febres Cordero que dejó cuadros políticos formados, hábiles, pero no de buen corazón como por naturaleza son los cuervos. Por eso, es necesario recordar que en “la macumba”, también existe la hechicería.
Este panorama permite predecir, aunque las profecías están prohibidas en la Constitución que es posible un cambio radical de la institucionalidad: constituyente, reforma constitucional plebiscitaria o cambio antidemocrático del poder. La muerte cruzada fue desecha por riesgosa .