Bajo el titular “Triste realidad de Macará”, el 4 del presente mes su publicó en este Diario una carta del alcalde de ese cantón, doctor Alfredo Suquilanda, en la que enumera sus múltiples necesidades y aspiraciones y afirma que “los gobernantes de turno nacional y provincial la han condenado al más insólito abandono”.
Anota que están pendientes la segunda etapa del Plan Maestro de Agua Potable; el alcantarillado sanitario y pluvial, para el cual se requieren 14 millones de dólares y ha solicitado al Banco de Desarrollo del Estado un préstamo no reembolsable (donación); la vía Macará-Saucillo; la reapertura del aeropuerto Velasco Ibarra; la creación de la Universidad de la Paz; que el Servicio de Rentas Internas, SRI condone las deudas por impuestos y exonere toda carga tributaria; que Banecuador otorgue mayores plazos a los créditos; que el Ministerio de Finanzas incremente las asignaciones al Municipio; etc.
Lo grave es que muchos de los 221 cantones del país tienen problemas de igual magnitud y, así mismo, están a expensas del aporte del Gobierno Central para que emprenda su solución, lo cual es difícil por la crítica situación del erario nacional.
En cambio, hay que destacar que Macará tiene derecho a preferente atención porque la Constitución vigente dispone, en su artículo 249, que “… los cantones cuyo territorio se encuentre total o parcialmente dentro de una faja fronteriza de 40 kilómetros recibirán atención preferencial para afianzar una cultura de paz y el desarrollo socioeconómico mediante políticas integrales que precautelen la soberanía, la biodiversidad natural e interculturalidad. La ley regulará y garantizará la aplicación de estos derechos”.
De ahí que es de suponer que lo conveniente es que los personeros municipales de ese cantón fronterizo planteen al Gobierno Nacional la ejecución de las obras prioritarias, con proyectos concretos, realizables, pues, como bien manifiesta el doctor Suquilanda, “es hora de atender a Macará” y, cabe reiterar, en la forma preferencial a que tiene derecho por ley.
Macará está ubicada al sur occidente de la provincia de Loja; buena parte de sus habitantes se dedican al comercio y al cultivo de arroz. En las postrimerías de la Colonia su cabecera era un caserío denominado San Antonio, pero la fundación oficial de la ciudad data de 1787, por el capitán Juan Felipe Tamayo, con el nombre de San Antonio de Macará. El 22 de septiembre de 1902 fue elevada a la categoría de cantón.
El extenso valle está atravesado por el río Macará, que también es límite natural con Perú. Cuenta con un canal de riego, cuya construcción demoró 28 años.
Macará ha sido víctima de las incursiones armadas del vecino del sur, especialmente durante la invasión de 1941, pero, en todo momento, sus habitantes han demostrado su valor y patriotismo, otra razón por la que es justo que se dé trato especial este hermoso rincón de la patria.