Lula en Unasur

Unasur es la única vía que tenemos para converger hacia la integración sudamericana de contenido económico, para sustentar el rol político que inicialmente ha asumido. Y el ex presidente Lula es un líder natural y apropiado para desencadenar un proceso en tal sentido, pues se trata de un personaje prestigioso y respetado por su pragmatismo responsable y firmeza de sus convicciones.

Desde 1960, con el Tratado de Montevideo se persigue una integración, pero la tarea ha resultado compleja porque se trata de países que en lugar de estar unidos por la geografía, están separados por la colosal Amazonía y la imponente Cordillera de los Andes y cuyas historias políticas son diferentes, pues mientras en 1808 el imperio portugués sentaba su residencia en Río de Janeiro hasta 1889 consolidando la unidad de un territorio inmenso, los demás países pugnaban por su independencia de España y nacían divididos a la vida republicana. Todo esto explica la actitud prescindente de Brasil y los recelos de los demás.

Es un proceso difícil, porque las dos historias políticas determinan dos idiomas prevalecientes y dos visiones distintas, la una desde un país-continente y la otra desde países disparejos. Hace poco se preguntaba a los ciudadanos de Brasil si se sentían latinoamericanos y muchos dijeron que se sentían brasileños. Esto es lógico por historia y por geografía.

Que un brasileño como Lula dirigiera a la Unasur tendría especiales características para remover actitudes, sin perder de vista que la Unasur será lo que los países quieran que sea. Lula trabajó en sus presidencias con equipos de elevado nivel técnico-político, que se necesitan también en Unasur para avanzar hacia la convergencia de la CAN y el Mercosur, pues si bien se ha atendido asuntos puntuales en estos primeros años interviniendo cuando ha habido problemas políticos en Bolivia o en Paraguay, interesándose por la infraestructura física que es clave y reuniendo a funcionarios en energía y defensa, lo sustantivo de la integración es el contenido económico, comercial y financiero, que permita atraer inversiones para un desarrollo económico inclusivo en lo social.

En Unasur coexisten países con diferentes estrategias de desarrollo e inserción internacional, unos que han firmado Acuerdos de Libre Comercio con los países del Norte y otros que no creen que los TLC sean convenientes porque ofrecen beneficios potenciales a cambio de costos reales. Detrás de estas diferencias hay posiciones ideológico políticas de los gobiernos prevalecientes y estructuras de producción difícilmente removibles. Este es el tamaño de las discrepancias que no permiten avanzar en una integración real, para lo cual el trabajo de una persona sincera y creíble como Lula puede ser de gran eficacia.

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