“Lo que más me impresionó fue el enriquecimiento de Lula. Nadie habla de eso, pero yo conocí a Lula en una casa de 40 metros cuadrados. Hoy Lula es una de las grandes fortunas del país, él y sus hijos”. Las palabras son del jurista brasileño Hélio Bicudo, también fundador del Partido de los Trabajadores (PT) que, como se conoce, la mayoría de sus dirigentes está o ha estado en la cárcel por culpa de la justicia brasileña que actúa independiente del poder. Es que, incluso políticos con PHD, creen que todo lo que ocurre en Brasil es por causa de la CIA o de la operación Cóndor, un plan ideado en los años setenta por las sangrientas dictaduras militares que gobernaron de facto los países del Cono Sur.
Aparte de cargos como vicealcalde cuando Marta Suplicy fue alcaldesa de Sao Paulo, Bicudo fue diputado federal y siempre representó a su partido en materia de Derechos Humanos. Fue ministro de Hacienda encargado durante el gobierno de Joao Goulart, más conocido en Brasil como ‘Jango’. La voz del nonagenario Hélio Bicudo es tremendamente respetada en Brasil. Es de esos políticos que siempre estudió y se preparó para tareas intelectuales dentro del PT, pero nunca se enriqueció, lo cual no significa que no haya progresado económicamente desde que salió de Mogi das Cruzes, su tierra natal, pero mediante el trabajo honrado.
El anciano político nunca tomó los sagrados recursos del Estado porque consideraba que eso era robar un poco a cada ciudadano que contribuye con el pago de sus impuestos. Y las alertas en Brasil se encendieron con la orden de prisión para el poderoso ex ministro de Hacienda, Guido Mantega, acusado de financiar al PT con dineros de empresas constructoras a cambio de otorgarles contratos sin concursos. Ayer, por tercera vez, el ex ministro Antonio Palocci se fue a la cárcel porque se le descubrió que tenía una cuenta bancaria compartida con una empresa constructora famosa por obtener contratos del gobierno.
Esto es muy grave, puede ser una señal de que el pez más gordo de todos, Lula da Silva, un hombre que tuvo una niñez muy pobre, ahora pueda ir también a la cárcel, no por culpa de la CIA, sino de esa cruel justicia brasileña que no perdona el enriquecimiento con recursos del Estado. ¿Será posible que a Lula lo metan preso? En un texto que escribe Bicudo en el medio electrónico ‘Brasil verde amarelo’ sostiene que no hay motivos: ¿Solo porque lavó dinero y ocultó sus propiedades; solo porque ganó inmuebles de empresas constructoras a las cuales favoreció; solo porque recibió el pago de charlas que nunca dio; solo porque comandó una organización delictiva que quebró Petrobras; solo porque favoreció comercialmente a dictaduras como las de Angola y Venezuela; solo por esos motivos? Y remarca: “No es justo encarcelar a Lula solo por eso”.