Los estadistas trascienden
El último congreso del partido comunista chino (XIX), al aprobar el plan de desarrollo para el año 2050 dejó expresa constancia del fuerte liderazgo del Presidente de la República Popular China al otorgarle la denominación de “El Pensamiento Xi Jinping”. De esta manera, el actual líder se incorpora a la historia moderna buscando la misma trascendencia marcada por Deng Xiaoping.
Para los ecuatorianos resulta difícil comprender las razones que llevan al gobierno chino a pensar en una perspectiva de casi 35 años, establecer objetivos y comprometerse con ellos, dentro de un mundo (especialmente para nosotros) en el cual la incertidumbre tiene un papel importante que nubla el horizonte y ni siquiera deja ver lo que ocurrirá luego de la consulta popular.
Pues bien, lo hacen porque tienen claros sus objetivos y han logrado descifrar los principios que gobiernan una economía con capacidad de resolver las angustias actuales, sus inequidades y ofrecer la posibilidad de insertarse en el club de los países de mayor bienestar.
Además saben que la perseverancia, más allá de ciertas vicisitudes temporales, conjuntamente con la consistencia de la política económica y el respeto de los grandes equilibrios, es la fórmula que permitió a otros transitar por esa vía.
De esta manera, el programa que se inició en 1987 luego de una larga etapa de búsqueda infructuosa de funcionalidad del sistema socialista, este país redefinió las reglas de juego y adoptó las capitalistas o, si quieren de mercado, como las prometedoras de un mundo mejor. Y vaya que lo han conseguido. Cientos de millones de chinos han salido de la pobreza y ahora es sin ninguna duda la segunda economía del mundo.
Pero eso no les satisface. Quieren ser la primera y quieren conseguir el calificativo de país desarrollado cuando cumplan 100 de la fundación de la República. No quieren tener pobres o por lo menos desean minimizar su presencia y para ello asignan al mercado el “papel decisivo” en la asignación de recursos, mantendrán la apertura (increíble, entraron a la Organización Mundial de Comercio en el 2000 y ahora son los grandes defensores del libre comercio); están conscientes de la necesidad de proteger los derechos de propiedad privada para asegurar la profundización de las innovaciones tecnológicas y el espíritu empresarial.
A inicios del 2017, las preocupaciones del mundo sobre la vitalidad de esta economía eran persistentes. Habían dudas sobre la dirección política y el compromiso con la línea puesta en vigor hace 30 años. Ahora, con la gestión realizada y los resultados del congreso, los temores perdieron fuerza.
Bien se puede decir: Los estadistas trascienden. Los presidentes pasan.