La izquierda vive todavía; y la derecha camina por la vereda de enfrente, según el presidente Lenin Moreno al definir su pensamiento ideológico y su pensamiento económico como la antítesis de la derecha. En poco más de dos meses habrá concluido su primer año y no conocemos todavía cuál es su pensamiento económico.
Dicen los expertos en opinión pública que ya no tiene sentido hablar de izquierda y derecha porque son categorías que no interesan al electorado. Izquierda y derecha eran inicialmente solo lugares en los que se sentaban los jacobinos y girondinos de la revolución francesa. Después se fueron alejando. La igualdad social es uno de los planteamientos políticos de la izquierda y exige en ocasiones sacrificios de derechos individuales como la propiedad o la libertad de empresa. La intervención del Estado es necesaria y justifica diversos grados de autoritarismo.
La libertad de mercado, la libre iniciativa y la competencia, son fundamentales para la derecha y ve la intervención del Estado como indeseable. Los derechos individuales son irrenunciables y el Estado debe respetar el derecho a la propiedad de los individuos y los colectivos.
El fortalecimiento de los partidos de centro desprestigió a los extremos y la desaparición del comunismo inauguró un mundo unipolar aunque duró poco, pronto aparecieron movimientos de ultraderecha y nuevos fanatismos de izquierda.
En nuestro país la izquierda está en decadencia y la derecha no se recupera. Izquierda es, desde el advenimiento de la revolución ciudadana, sinónimo de despilfarro estatal y corrupción, de usurpación de recursos privados, de endeudamiento, de pomposas declaraciones y leyes garantistas, de alianzas con gobiernos dictatoriales despreciados por la comunidad internacional.
La derecha sobrevive en la empresa que genera puestos de trabajo, produce bienes y servicios y paga impuestos; en las propuestas de racionalizar el gasto público, en el reclamo de incentivos para las inversiones, en la demanda de nuevos mercados.
Aunque Lenin Moreno se declare de izquierda, lo que está haciendo es desmontar el correísmo y tendrá que reemplazarlo con ideas y con prácticas diferentes para recuperar el país destruido por el dictador y su cuadrilla de corruptos. Caminando hacia el centro ha conseguido, en política, colocarse en situación equidistante de la izquierda y la derecha; en la economía es más difícil porque en comercio internacional no hay izquierda ni centro.
En la economía globalizada no hay intermedios, los países están dentro o están fuera. Los que están dentro progresan y sacan gente de la pobreza como Europa, Chile o China y los que están fuera se destruyen como Venezuela, Cuba o Corea del Norte. Nosotros estamos en transición pero no sabemos hacia dónde vamos ni cuánto tardaremos en llegar. La crisis política se ha prolongado demasiado y no está resuelta.