Historias de vicepresidentes

La Asamblea Nacional se apresta a elegir un nuevo Vicepresidente para completar el período que iniciaron Jorge Glas y María Alejandra Vicuña. Después de dos vicepresidentes acusados de corrupción, se alimenta el debate acerca de la figura del segundo mandatario con toda clase de comentarios, incluso la sugerencia de eliminar el cargo.

Según nuestra Constitución y la de otros países de América, la función del vicepresidente es reemplazar al Presidente si llega a faltar temporal o definitivamente.

El reemplazo temporal por viajes fue eliminado porque en la actualidad las comunicaciones permiten al Presidente mantenerse informado y tomar decisiones sin ninguna dificultad. En nuestra Constitución, como la de otros países, el segundo mandatario tiene las funciones que le asigne el Presidente.

El vicepresidente del Perú, Martín Vizcarra, era embajador de su país en Canadá cuando renunció el Presidente titular y tuvo que asumir la presidencia de su país. En Estados Unidos, el vicepresidente tiene como funciones presidir el Senado, pero solo tiene voto dirimente cuando hay un empate, excepto en caso de destitución del Presidente. La figura vicepresidencial es más importante en los países donde hay inestabilidad política.

En nuestro país hemos visto caer muchos Presidentes con acusaciones tan graves como la venta de la bandera o tan fútiles como la locura, sin más pruebas que los votos suficientes. Ni la destitución o la renuncia del Presidente garantizan al vicepresidente su derecho a reemplazar al titular. Cuando el Congreso Nacional decidió destituir al presidente Abdalá Bucaram, los partidos se pusieron de acuerdo en elegir otro Presidente, negándole a la vicepresidenta Rosalía Arteaga el acceso al poder.

Ahora tenemos una nueva fórmula que no se ha probado todavía y de la que se habla mucho, la llamada muerte cruzada, que permite disolver la Asamblea Nacional y convocar nuevas elecciones.

También con esta fórmula el vicepresidente pierde la posibilidad de la sucesión. El escaso peso político del vicepresidente en la vida política se ilustra bien con una anécdota graciosa que dice: “Había una vez dos hermanos, el uno partió a alta mar y el otro fue elegido vicepresidente de Estados Unidos; nunca más se volvió a saber de los dos hermanos”. Otro ejemplo interesante acerca de la vicepresidencia norteamericana es el dato histórico de la caída de Richard Nixon.

Cuando las fuerzas políticas y la prensa pensaron que Nixon no podía continuar en la presidencia, decidieron primero obligar a renunciar a Spiro Agnew, su mediocre vicepresidente, acusado de evasión de impuestos, antes de presionar a Nixon hasta obtener también su renuncia.

El presidente Lenin Moreno debe haber meditado estas historias y otras, antes de conformar la terna para que la Asamblea Nacional proceda a la elección del nuevo vicepresidente en reemplazo de María Alejandra Vicuña.

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