¿Fin de los localismos?

El Ecuador, de acuerdo a la profesora Flavia Freidenberg de la Universidad de Salamanca, puede comprenderse como un país formado por pequeños reinos. Justamente ha usado este término para explicar el peso político que han tenido históricamente ciertas ciudades y regiones en la conformación de la nación.

Esto ha hecho que determinados grupos de poder hayan incidido fuertemente en las instituciones locales y nacionales y además en la formación de partidos y movimientos subnacionales con características muy propias.

Esta situación puede cambiar dependiendo de los resultados de las elecciones locales del próximo 23 de febrero.

Una de las inquietudes que surgen es cómo quedará finalmente plasmado el mapa electoral a escala local si se toma en cuenta los resultados de las elecciones pasadas para Presidente y Asamblea Nacional, en donde el triunfo del oficialismo fue aplastante.

En realidad hay factores que han incidido en las pasadas elecciones y que, con seguridad, pesarán a escala local: el acomodo de las normas electorales, la independencia del Consejo Nacional Electoral (CNE), las ventajas que tiene el movimiento Alianza País frente a otras organizaciones políticas, el amplio despliegue publicitario, la alta popularidad que goza el presidente Rafael Correa, así como los proyectos, obras, recursos y bonos financiados por el Gobierno.

Buena parte de la votación que recibirán muchos de los candidatos a alcaldes y otras dignidades de Alianza País no será tanto por lo que el candidato en particular es o pueda ofrecer, sino solo porque pertenecen al movimiento del presidente Rafael Correa, lo cual genera expectativa por las obras de infraestructura, vialidad, recursos y apoyo que recibirá cada localidad.

Lo curioso de todo esto es que en las elecciones seccionales del próximo 23 de febrero el gran elector será Rafael Correa. Esto hará también que las agrupaciones políticas locales que no vayan junto al oficialismo en los comicios logren muy poco.

Esto significará posiblemente la desaparición de esos "pequeños reinos" que hablaba antes y el aparecimiento de otros pero articulados al poder central.

Hay casos que serán excepción como es la ciudad de Guayaquil. No obstante, serán contados con los dedos de la mano.

La fuerte irrupción en la escena del Gobierno de la Revolución Ciudadana está dando paso a un proceso de "nacionalización" o "re-centralización" de la política. Esto podría significar el fin de los "pequeños reinos" o bastiones en los cuales se refugiaron grupos de poder.

No obstante, habría que ver si esta nueva dinámica de nacionalización" de la política elimina las históricas diferencias a escala de región entre Sierra y Costa, a escala de provincias entre Guayas-Pichincha, Manabí-Guayas, Azuay-Pichincha-Guayas y a escala de ciudades como Quito y Guayaquil.

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