Alfredo Negrete

El llanero solitario en política

Uno de los efectos del populismo en la vida de una colectividad que lo sufre y lo soporta es recordar a la clásica cinta del Llanero Solitario. Era un salvador que hacía sus proezas solo montado en su corcel conocido con el nombre de Plata. Era él y nadie más.  Esta figura parece imitada en épocas electorales en Ecuador que en la última década  convocan al pueblo a votar por un solo hombre pues no hay equipos ni partidos políticos. Lo que existen son una corte de adulones y arribistas.  

El líder de este proceso es poderoso y confiado. No necesita más valor que el que le otorgan su fuerza y la predestinación de un “destino manifiesto” como en la doctrina Monroe. El resultado es conocido: se desbarrancan y el caballo sale muy afectado, 

Examinado la historia política nos acercamos a la figura del Doctor Velasco Ibarra en Ecuador y sobre su liderazgo se puede afirmar que su arrastre popular no se fundaba en un partido o movimiento ni estructura sindical como la tuvo Perón en Argentina; sin embargo, además de los votos convocó a una generación tan importante que de las experiencias de los cinco gobiernos salieron dos presidentes de la república. El caso del CFP y Guevara Moreno fue diferente pues fue un partido político que se mantuvo hasta la presidencia de Abdala Bucaram. Un caso similar ha sido el PSC que durante 30 años ha sido la primera fuerza electoral que hoy reposa sus últimos días en un hospicio. Del correísmo es temprano ensayar interpretaciones, aunque las urnas expresan un torrente político impresionante. 

Por eso es explicable que en los días previos a nuevas elecciones se repitan   numerosos llaneros solitarios que, basados en sus egos no comprendan que no son Tarzán ni Superman, sino una tosca imitación de Edipo Rey. Ese es el futuro de un Ecuador que tiene un escenario de Jardín de infantes. Por tanto, que suene la campana o el pito para que los niños se protejan de la inclemencia del clima y estén preparados para cualquier elección.   

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