A mi juicio, y aunque fuese el único que piensa así, lo que está en juego en las próximas elecciones generales es nuestra libertad al amparo de la ley. El imperio de la justicia como el camino que nos conducirá a que seamos libres de inequidades, de privilegios y arbitrariedades. La historia social de nuestro país está signada por el poder real de unos pocos y el despojo sistemático de los derechos humanos de los más. Los índices de Desarrollo Humano nos ubicaban en los últimos puestos, hasta hace poco, la verdad sea dicha.
De ahí que se vio de necesidad absoluta la conformación de un frente de quienes estaban convencidos de que el único camino para llegar a la justicia social (impensable salir del pantano del subdesarrollo sin justicia social) era el imperio de la ley. Debían cerrar filas si se pretendía darle al país nuevos rumbos que no significaran volver a lo mismo de lo mismo, con los mismos de siempre.
Del centro a la izquierda el entendimiento se ha ido dando. Quienes en su representación se presentarán al electorado, por lo que hasta aquí se ve, son ciudadanos sin mancha, con un pasado que les honra, pulcros hasta el extremo cuando les correspondió dirigir espacios de la administración pública. Con ellos, nunca más las manos sobre la justicia; nunca más las manos sobre el IESS; nunca más las manos sobre las Fuerzas Armadas. Que soy un optimista impenitente está por verse. Quienes representan ese ideal universal: “Justicia social con libertad”, llegarán a la segunda vuelta, sin alianzas espurias, como esas de antaño que todo lo pervertían.
Que para llegar a la segunda vuelta se pretenda mezclar el agua con el aceite, me parece una pretensión de mentes chamuscadas por el sol del trópico ¿Libertad al amparo de la ley con quienes metieron las manos en la justicia hasta llevarla a la politización más descarada? ¿Justicia social con libertad con quienes descubrieron que instaurarle un juicio penal a un opositor era la mejor manera de hacerle callar y así tapar sus ajetreos dolosos? Quienes sugieren alianzas contra natura deben saberse perdidos. Ruedas de molino para los inocentes de antaño. Leyes con piola, sueño de los políticos, hoy sin oficio ni beneficio.
Por otra parte y si de segunda vuelta hablamos, no me arredra manifestar lo que pienso. Tanto en Cuba como en Venezuela el poder real se halla en manos de los militares. “Manos fuera del Ejército” (título de uno de mis artículos) no significó otra cosa que una reacción a lo que a mi juicio se insinuaban como pasos que nos conducirían a la politización de nuestras Fuerzas Armadas. Está por verse si el candidato de AP piensa con autonomía o ha aceptado constituirse en continuador de un libreto en el que para mantener un proyecto de gobierno se requiere contar con el apoyo de las armas. A mi tal posibilidad me aterroriza.