El libre ingreso a las instituciones de educación superior, fue una conquista de los izquierdosos y ‘progres’ sudamericanos, en el siglo pasado. En la década de los setenta, el no va más. Como no ser la Universidad de Sao Paulo, Brasil, las demás desaparecieron de los ranking mundiales.
¡Quien lo creyera! El Presidente electo Guillermo Lasso y el señor Yaku Pérez coincidieron en sostener que el libre ingreso a las universidades (y a las politécnicas, claro está) era su propuesta electoral en cuanto a Educación Superior. Comprensible en Yaku Pérez. Inexplicable en Lasso dado su aceptable nivel cultural y según dice no lleva sobre sus hombros el fardo de los compromisos.
No podemos estar por el libre ingreso quienes hemos sido profesores universitarios. No podemos estar por el libre ingreso quienes hemos llegado al convencimiento que para salir del pantano del subdesarrollo es menester dominar los conocimientos y tecnologías modernos, al menos en los campos en los que podemos competir con ventaja, las ciencias del mar y de la tierra en el caso ecuatoriano. No podemos estar por el libre ingreso quienes hemos llegado a la conclusión que la salud pública es la piedra angular del progreso.
Puede ocurrir que el señor Lasso ya en el ejercicio del poder se encapriche por implantar el libre ingreso en las universidades. De lo que yo conozco, ni el Dr. Fernando Sempértegui, Rector de la Universidad Central del Ecuador, ni la Dra. Florinella Muñoz, Rectora de la Escuela Politécnica Nacional, estarían dispuestos a allanarse a tal despropósito. Mantendrán los rigores de los cursos preuniversitarios, los exigentes exámenes de ingreso. A la Escuela de Medicina de la Universidad Central tan solo los que hayan obtenido calificaciones por sobre el 90 por ciento en un examen de conocimientos y aptitudes. En la Universidad Central fueron los doctores Edgar Samaniego y Fernando Sempértegui quienes han logrado la recuperación de una noble institución que sufrió por décadas los embates de los bárbaros.
¿Se habrá puesto a pensar el señor Lasso que el imperio de la Ley será posible tan solo cuando contemos con magistrados que egresen de Escuelas de Derecho que hayan apuntado a la excelencia? ¿Habrá llegado al entendimiento de Guillermo Lasso que si Cuba no ha colapsado se debe a los magníficos profesionales que egresan de sus universidades? ¿Qué el Plan Bolonia les significó a las buenas universidades europeas hacer un esfuerzo supremo para llegar a la excelencia? ¿Se hallará al tanto que un país pequeñito como Singapur también puede llegar al desarrollo en mérito al altísimo nivel al que han llegado sus universidades? La educación, señor Presidente Lasso, es un proceso altamente selectivo, desde sus inicios. La investigación científica requiere de conocimientos de punta y de neuronas.