Por qué la libertad de prensa

Simplemente, sin libertad de prensa no hay democracia, de la que tanto se habla y no se practica. El reconocido periodista estadounidense Dan Rather decía que la prensa libre es el corazón de la democracia. Esta libertad –que se celebra hoy- no es exclusiva de la tarea periodística. El artículo 19 de la Declaración Universal de los DD.HH. establece que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, que incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Para ello se torna necesario que exista un clima de apertura y tolerancia política, transparencia, respeto mutuo y a las diferencias de pensamiento para que los ciudadanos puedan tener una activa participación, exigencia y supervisión de lo que sucede en el país, pedirles cuentas a los actores públicos de lo que hacen y dejan de hacer. Estar conscientes y no caer en las estrategias propagandísticas oficiales, que buscan culpables de la crisis en la prensa en lugar de solucionar los problemas ciudadanos.

Para que no aparezca que solo existen derechos y no hay responsabilidades parto de la autocrítica en el ejercicio periodístico, el reconocimiento y la rectificación de errores como seres humanos. La necesidad de laborar con rigurosidad profesional y objetividad, sin arrogancia ni superficialidad –que debe admitirse que existe pero no como regla general-, cuando se impone la humildad, mayor preparación y permanente actualización. La credibilidad y la confianza ciudadanas se construyen con seriedad, pero eso no significa que se requiera de controles ni tutelajes. Libertad con responsabilidad y autorregulación profesional.

Los periodistas tenemos la obligación de colaborar en la construcción de un mejor país, descubrir y enseñar positivamente el Ecuador por dentro, al que a veces no se llega; ser intérprete de los problemas ciudadanos; contribuir al cambio estructural de la educación, que se sepulte totalmente la ignorancia, el analfabetismo, el desconocimiento de las cosas y el poco interés por los problemas nacionales.

No se puede desconocer las páginas brillantes que ha cumplido y sigue haciendo la prensa, con profundas investigaciones y la defensa de las instituciones, tan golpeadas y desbaratadas y que han sido manoseadas por la administración de turno. Políticos y dirigentes se han servido de los medios para lograr una función pública y luego les critican en lugar de trabajar por la gente, generarle oportunidades y respetar el ordenamiento jurídico. Detestan este trabajo porque les incomoda la crítica, que les investiguen, que se recurra al archivo y los documentos y hasta desconocen que están expuestos en la vitrina frente a la sociedad.

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