No estamos bien evaluados en el índice de libertad económica, puesto 159 entre 186 países. De todas maneras, jamás hemos estado bien posicionados en este índice que hay que concatenar con el otro, con el de desarrollo humano (propuesto por Amartya Sen). No creo que debamos alarmarnos, pero sí preocuparnos, dado que los inversionistas extranjeros sí se fijan en este índice para emprender inversiones productivas; por eso al Ecuador, el año anterior sólo vinieron alrededor de 500 millones de IED.
Estoy seguro que, una vez que suscribamos el acuerdo comercial para el desarrollo con la Unión Europea y cuando vengan más inversiones generadoras de producción y empleo para el país (no financieras o especulativas, llamadas también “capital golondrina”) y cuando entendamos que debemos firmar más acuerdos comerciales (ya se anuncia otro con Canadá próximamente) mejoraremos en este índice, que es importante y no hay que minimizarlo. De todas formas, en el índice de competitividad sí estamos bien posicionados (puesto 70, aproximadamente), por las inversiones en salud, educación e infraestructura, gracias al gasto público. Pero no sólo de Estado pueden vivir las economías, el mercado es también importante, especialmente para conseguir desarrollo sostenido de mediano y largo plazos.