Las normas del comercio en el mundo son las que se han convenido dentro de la Organización Mundial del Comercio –OMC. Estados Unidos es miembro de esta organización desde su fundación en la segunda postguerra del siglo pasado. Una de las normas cardinales es el principio de la nación más favorecida, que obliga a los países a no discriminar, lo que ha permitido el ejercicio de una ética multilateral y el respeto a las normas pactadas, para evitar que cada país imponga su voluntad por la fuerza y no por la razón.
Lo que está haciendo el Presidente Trump al imponer unilateralmente aranceles discriminatorios es una violación flagrante de los compromisos asumidos y podría ser el comienzo del fin de la OMC, que provocaría que cada país abuse de su peso específico, para que rija la ley de la selva en el comercio internacional. (El Ecuador ha querido emular al imponer aranceles populistas a México, contraviniendo los compromisos vigentes en el Acuerdo de alcance parcial que tiene firmado en ALADI.)
No es la primera vez
En el pasado siglo ya hubo tratos discriminatorios de EE.UU. cuando ejercieron una retaliación por el ingreso de nuestro país a la Organización de Países Exportadores de Petróleo– OPEP, en 1973, que consistió en excluirnos del Sistema Generalizado de Preferencias que otorgaba un trato especial de aranceles reducidos a los países en desarrollo. Esta discriminación duró 7 años y se resolvió en marco legal de la OMC, luego de insistentes reclamos de nuestra Misión en Ginebra.
A espaldas del mundo
Trump está actuando a espaldas del mundo (como si estuviese imponiendo dentro de sus empresas) y puede provocar una guerra comercial contraproducente para sus exportaciones y sus consumidores de productos importados del resto del mundo. Acabaría con las inversiones transnacionales al implantar una fuente de incertidumbre que afectaría a todos los países.
Por esta razón el mundo debe recurrir a las normas legales existentes para evitar una carrera de retaliaciones comerciales que arrasaría con todo lo que se ha construido en forma multilateral, en aras de la justicia y el bien común de los países que producen bienes para gozar de las ventajas comparativas en un ambiente de orden y respeto.