¿Qué les falta…?

Luego de copar la Corte Constitucional y el Consejo de la Judicatura es necesario preguntar y hacer un balance para conocer qué le falta al régimen para completar el dominio absoluto del Estado y la sociedad. La obvia respuesta será que la Presidencia de la República y la mayoría de la Asamblea Nacional; agréguese que, en las actuales circunstancias, la fragmentación de los grupos de oposición, la ausencia de alianza de magnitud importante –PSC y Creo es de alcance regional- y el muro de Berlín en que se ha convertido el Consejo Nacional Electoral es casi imposible que no se complete el círculo total del poder. Incluso, si por avatares electorales no se conforma la mayora gobiernista en la Asamblea la amenaza del rayo de la muerte cruzada pudiera surgir desde el primer día. Este recurso constitucional es posible que no asuste y por el contrario sea una provocación para algunos, pero para otros que, con tanto esfuerzo de ellos y sus familias llegaron, es aterrador. Así de famélica es la democracia ecuatoriana fruto de la creatividad de Montecristi.

Tres errores, atribuibles a los legisladores no gobiernistas desde el 2007. Su acciones u omisiones, liquidaron cimientos institucionales y dieron lugar al nacimiento y desarrollo de un poder absoluto. El primero fue no haber tenido el valor de contener el aluvión que se desparramó sobre el Estado de derecho cuando permitieron que se avasalle al Congreso Nacional y al Tribunal Constitucional sin ningún tapujo, casi sin protesta y ante vista complaciente de la OEA que se olvidó de la Carta Democrática para una situación que, en la práctica, fue más grave que la de Honduras.

Luego, en la labor constituyente permitieron que se despoje de funciones elementales al parlamento para depositarlos en ese Frankestein jurídico que es el Consejo de Participación Ciudadana ignorando -en un grave error histórico- que la legislatura nace de una decisión soberana del pueblo, mientras que el otro es fecundado en maniobras burocráticas y de clara manipulación política por parte de un ejecutivo cada vez más fuerte.

Finalmente, quizás para evidenciar la desidia con que las fuerzas o bloques no oficiales actúan, no tuvieron el tesón para enjuiciar al órgano de control electoral que patentó su importa con el caso de las firmas falsas.

Concluye este alentador diagnóstico con una oferta electoral de los sectores inscritos para las elecciones por debajo de la media que impone el Gobierno que, como corolario de esta cruzada triunfal, también intenta captar la trasmisión de los partidos de fútbol del campeonato nacional. Solo faltarían los cines, la regata Guayaquil- Posorja y los más importantes concursos de reinas de bellezas. Se puede estudiar los regímenes absolutistas del siglo XX como el fascismo, nazismo, franquismo o comunismo. Pero ahora no es necesario recurrir a la historia, se lo puede espectar gratis y en primera fila.

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