Cuan válida la expresión “de buenas intenciones, está empedrado el infierno”.
El Presidente, en acto de desprendimiento, anunció el sábado 9 de mayo, aportar a los fondos humanitarios, el 50% de su remuneración, aporte también de los de los niveles más altos de la Función Ejecutiva ; pero, se equivoca, por Decreto Ejecutivo que para nada era necesario, afecta a las partidas, en la suya, la reducción debía ser de USD 5.072 a USD 2.536, y como nadie puede tener un sueldo mayor que el del Presidente de la República, ese valor disminuido habría pasado a ser el tope, en la función pública. Entonces, para llegar a niveles importantes en el sector público, o habría que tener fortuna, o practicar aquello de “señor, no me des, nomás ponme donde haya”, o tener padrino que le dé el billete. El lunes 11, enmendó el Decreto –en buena hora- que de lo que le corresponda percibir, le retengan el 50% para su envío a los fondos humanitarios.
El discurso anticorrupción es sonoro. Pero, en desconocimiento del Presidente, en plena pandemia –y, sobre todo, en adquisiciones para la salud- se multiplican las “cloaquitas” –como los gorgojos en el arroz guardado-, caen los segundones y no los gruesos. La Fiscal Salazar acusa interferencias de quienes quieren conocer los indicios, sospecha que podría ser para alertar a los indiciados.
Las cuentas fiscales en asfixia –y desde antes de la pandemia, por la corrupción. Hay que tomar el oxígeno de los ciudadanos para que respiren las cuentas fiscales, se nos dice, pero no hay confianza en las prioridades, ni en las cifras que se presentan –el FMI, en marzo del 2020, antes de la pandemia, suspendió desembolsos, por las cifras no confiables del Ecuador- .
Los proveedores al borde de la quiebra, porque las entidades del sector público, por años, son las peores pagadoras del Ecuador, lo cual, a la vez, incrementa el caldo de cultivo de la corrupción, por el tráfico de influencias para tramitar facturas. Lo presentado por el Ministro Martínez, sobre esto, días atrás, está bien, pero es como “el parto de los montes”, fábula de Esopo, (siglo VI, antes de Cristo), rugieron los montes, echaron lava, y sólo parieron un ratoncito.
Se publica que se está invitando a los tenedores de bonos que Correa, el 2008, decidió no pagarles, para llegar a acuerdos de pago, por valor de varios millones de dólares. ¿Es indispensable?, que lo evidencien, pero responsabilizando a quienes deben responder por los millones que habrá de extraerse del Ecuador, a pesar de las penurias de las cuentas fiscales y de las asfixias ciudadanas por falta de liquidez.
Presidente, usted debe hacer un esfuerzo para que el ejercicio del poder, en los de su entorno, tenga la calidad que más se requiere: la ética.