Especialistas de 13 países de América Latina propusieron una nueva política de drogas que no profundice la violencia y sea menos represiva de los usuarios, pues la guerra contra el narcotráfico “está perdida” en la región.
El debate tuvo lugar en la Segunda Conferencia Latinoamericana sobre Políticas de Drogas, celebrada en Río de Janeiro el 26 y 27 de agosto. Convocada por Intercambios, de Argentina, y Psicotropicus, de Brasil, dos organizaciones no gubernamentales que promueven cambios en la política mundial antidrogas, la conferencia abordó el asunto de la despenalización de la posesión y el consumo.
“La criminalización aleja a los usuarios de drogas de los servicios de salud por miedo a sufrir discriminación o a ser entregados a la Policía”, dijo el director de Psicotropicus, Luiz Paulo Guanabara. Esa definición se plasmó en los discursos de la mayoría de los participantes del encuentro, apoyado por la Organización Panamericana de la Salud.
“La respuesta son políticas sociales, de salud y de inclusión social”, resumió la argentina Graciela Touzé, presidenta de Intercambios. Para Intercambios, los asuntos vinculados a las drogas deben verse como problemas de salud pública para que “prevalezca el respeto a los derechos humanos”. “Estamos a favor de una modificación de las políticas punitivas y de persecución. Creemos que la represión no es la respuesta”, añadió.
La criminalización y la represión se expresan de forma simbólica y trágica en la masacre de 72 inmigrantes latinoamericanos cometida en México, presuntamente a manos de bandas del narcotráfico, apuntó Jorge Hernández Tinajero, presidente del Colectivo por una Política Integral hacia las Drogas. Criticó el desequilibrio entre las políticas de salud y de seguridad.
“Más de 90% de los recursos en México se invierten en la lucha contra las drogas en términos policiales y militares, y menos de 10% en términos preventivos”.
En febrero de 2009 se propuso un informe: “Drogas y democracia en América Latina: hacia un cambio de paradigma”, elaborado, entre otros, por los ex presidentes César Gaviria (Colombia), Ernesto Zedillo (México) y Fernando Henrique Cardoso (Brasil). Tras anotar que “la violencia y el crimen organizado y el tráfico de drogas constituyen uno de los problemas más graves de América Latina”, el documento exhortó a “rectificar la estrategia de ‘guerra a las drogas’ aplicada en los últimos treinta años en la región”. “Para nosotros despenalizar es una cuestión de sentido común, mientras que legalizar está fuera de cuestión”. Cambio necesario para acabar con el “monopolio criminal” de la droga .