¿Cuál es el legado de Hugo Chávez? Su herencia es la cubanización de Venezuela.
El 5 de marzo del 2013 anunciaron su muerte. Aunque Chávez estaba clínicamente muerto desde antes. Quizá desde el 29 de diciembre anterior, cuando tras operarlo, lo mantuvieron artificialmente “vivo”, conectado a máquinas que estimulaban los latidos de su inútil corazón.
Durante ese periodo, los Castro trabajaron febrilmente para transmitir la autoridad en Venezuela, sin perder las riendas del poder. Defendían subsidios por 13 000 millones de dólares anuales, incluidos unos 100 000 barriles diarios de petróleo, de los cuales reexportan la mitad.
En Venezuela se cumplía el destino trágico de las colonias: nutrir a la Metrópolis, como los insectos cautivos alimentan a las tarántulas que los devoran lentamente.
Lo extraño es que aquí el insecto es mucho mayor que la tarántula. ¿Cómo una pequeña y empobrecida Isla controla a una nación más grande, moderna, rica, poblada y educada, sin existir una previa guerra de conquista? La clave de esa anomalía fue Chávez.
El axioma funciona así: Hugo Chávez se convirtió en caudillo. Entre las prerrogativas del caudillo está poder transferir su autoridad a otra persona o entidad. Moribundo, presionado por los Castro, Chávez designa a Nicolás Maduro. Ergo, de facto, Cuba es el gran poder en Venezuela.
Este vasallaje comenzó en 1994, cuando Hugo Chávez conoció a Fidel Castro y el cubano lo sedujo, pero se selló en abril del 2002, cuando el Ejército le dio un golpe a Chávez y este renunció, al menos durante 48 horas.
Desde entonces, Chávez no creyó más en sus compatriotas, políticos o militares, y se entregó a “los cubanos”. ¿Qué le daban? Método, misión, pero, sobre todo, informes sobre políticos, periodistas y militares. Cuba reunía esa información, subrayando los peligros para que Chávez estuviera eternamente agradecido.
Nadie conocía mejor los secretos de las tribus chavistas que “los cubanos”. Conocían los delitos de los narcogenerales, robos de la “boliburguesía”, infidelidades de supuestos aliados, conducta íntima de los jefes, sus familias, hijos.
Ese poder siniestro los convertía en el factor aglutinante. Como en los versos de Borges, los unía el espanto. Cuando alguien se rebelaba, La Habana entregaba el dossier de sus inmundicias o algunos datos.
Cuando desconectaron a Chávez, ya Maduro había sido ungido, violando la Constitución. Era el hombre de los cubanos. Estaba graduado en la Escuela del Partido. No era político, ni militar, ni una figura de peso. Era un monigote al servicio de Cuba. Era el legado de Chávez.