Walter Spurrier

Lecciones de una campaña

El coronavirus llegó al país a principios de 2020, y encontró a las autoridades impreparadas. En abril 2020 Guayaquil fue la ciudad del mundo más duramente impactada. Los hospitales rechazaban a los enfermos que no estuvieran graves.

No había pruebas, y por lo tanto la estadística oficial no refleja la magnitud de la pandemia. Los complicados trámites burocráticos dificultaron el entierro de los muertos, y familias desesperadas depositaban a los cadáveres en la calle. En abril 2020 en Guayas se registraron 10.699 muertes por encima de lo normal. Adicionalmente hubo entierros furtivos que las estadísticas no registran.

La campaña de vacunación empezó mal. El Ecuador perdió el turno para conseguir dosis Pfizer, e iba a la zaga regional de vacunación. Las pocas dosis que había se administraron a los VIP, como también ocurrió en Argentina y otros países.

Llega al poder Guillermo Lasso, quien antes de ser político era presidente ejecutivo de un banco, esto es, un administrador de una organización grande. Lasso se pone una muy ambiciosa meta. Recibió 2 millones de vacunados y prometió vacunar 7 millones más en 100 días, lo que promedia unos 70 mil diarios; cuando se hizo cargo sólo se vacunaban entre 30 y 50 mil diarios.

Lasso se empeñó en conseguir vacunas, reorganizó la campaña del sector público y pidió la colaboración del sector privado, que con entusiasmo y eficiencia se lanzó a la tarea. A mediados de julio Ecuador se constituyó en el país con la campaña de vacunación más exitosa del mundo, con 345 mil dosis diarias. A principios de agosto bajó a segundo, con 240 mil.

Ecuador vacuna diariamente a un mayor porcentaje de su población de lo que hacen los países más avanzados, EE.UU., Japón y Europa, y también que China, cuyo gobierno tiene a la población regimentada. La lección es que nuestro menor desarrollo económico, o la idiosincrasia nacional, no son óbice para que el país pueda ser muy eficiente.

Administrar al país eficientemente es una de las tareas básicas que se puso Lasso. Optimizar el uso de recursos públicos y privados permitirá al país atender mejor a los más necesitados, porque la plata alcanzará.

Entre las primeras instrucciones que imparte Lasso está que el Ministerio del Ambiente resuelva sobre los permisos ambientales pendientes. Los que merecen aprobación que se concedan y así no parar la inversión. Los rechazados, que se lo haga, para que los inversionistas sepan a qué atenerse. Al Ministerio del Trabajo, que simplifique los trámites de contratación privada. A los diversos ministerios, que eliminen controles duplicados e innecesarios para permitir la importación. Y así sucesivamente. Que el sector público, que consume tantos recursos deje de ser obstáculo a la producción.

Si asimilamos esta lección emergeremos de la pandemia fortalecidos.

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