El miedo -no la espada del Libertador Simón Bolívar- camina en estos tiempos por algunas capitales y palacios de gobierno de América Latina.
El temor resulta hasta comprensible, si se miran bien las cosas. Existe un rimero de sinrazones para que se haya instalado en la parte de la región en la cual el ala bolivariana ha plantado su bandera y los consiguientes desastres y crisis (económica, política, social, ética, etc.). Por ahora, se percibe con mayor fuerza en Argentina y Venezuela, que en pocas semanas más irán a las urnas.
El país de la saliente presidenta Cristina Fernández de Kirchner votará el 22 de noviembre, para aclarar el futuro, no solo político, sino también el estatus jurídico de los beneficiarios de 12 años y meses de kirchnerismo (neoperonismo desangelado) en la Casa Rosada.
El resultado electoral definirá, entonces, si se reactivan o no, si avanzan o no las decenas de procesos judiciales por presunta corrupción que se abrieron contra funcionarios, excolaboradores, la propia Presidenta y el vicepresidente Amado Boudou y que ahora están ‘congelados’. También, están pendientes otros casos sensibles, como la muerte del fiscal federal Alberto Nisman.
Por ello, se entienden bien el pavor del kirchnerismo y la ‘campaña de miedo’ que este ha iniciado para tratar de evitar el descalabro. Y más aún si el candidato opositor, Mauricio Macri, supera al oficialista Daniel Scioli en todas las encuestas sobre intención de voto.
En Venezuela, como ya se publicó en esta columna, el temor del chavismo obedece a las mismas sinrazones que han puesto de cabeza al kirchnerismo. Además, para las legislativas del 6 de diciembre (6D), la ‘revolución bolivariana’ no tiene otra cosa que ofrecer que no sea la imagen del fallecido Hugo Chávez. Es decir: nada.
Si pierde el chavismo, algo muy probable si los comicios fueran limpios y no se realizaran con un juez electoral claramente parcializado -como lo ha dejado en claro el secretario general de la OEA, Luis Almagro-, debe empezar a preparar la retirada. Adicionalmente, la oposición plantea un referendo revocatorio en contra del presidente Nicolás Maduro, en la primera mitad del 2016. La retirada implica la obligación de rendir cuentas por 16 años y meses de abusos, despilfarro, corrupción, cargos de presunto narcotráfico, etc. Un escenario así, que se ve muy posible, explica el pavor.