San José de Apartadó ha sido un territorio históricamente golpeado por la violencia del conflicto armado en Colombia. A pesar de haber vivido lamentables hechos como el desplazamiento forzado, los homicidios selectivos y las incursiones de actores armados ilegales, entre otras graves violaciones a los derechos humanos, esa población ha sido un ejemplo de resistencia pacífica frente al conflicto armado colombiano.
Acciones como la creación de la Comunidad de Paz hace más de 20 años, han sido un emblema, reconocido nacional e internacional, de la lucha colectiva de la población civil por exigir su derecho a no ser parte del conflicto armado. A pesar de los esfuerzos persistentes por mantenerse ajenas al conflicto armado, en las últimas semanas las comunidades de San José de Apartadó han sufrido incursiones armadas de grupos paramilitares que pretenden ejercer el control territorial en la zona, aprovechando en buena medida de la salida de la guerrilla de las FARC desde la firma del acuerdo de paz en noviembre de 2016, y la escuálida presencia estatal en la zona.
Según relatan los habitantes de San José, estos hechos son una repetición nítida de lo que antecedió a las masacres ocurridas hace más de una década, cuando grupos paramilitares –con aquiescencia de las fuerzas de seguridad del Estado- invadieron cada rincón del territorio, devastando a su paso el tejido social y los liderazgos locales. Una residente de la comunidad expreso a Amnistía Internacional, “tenemos mucho miedo, vemos los mismos patrones de hace 10 años justo antes de las masacres.”
Desde finales de 2016, la Comunidad de Paz ha informado de un incremento en la actividad paramilitar en la zona.
De igual forma han elevado denuncias sobre la falta de acción de las brigadas 17 y 11 del Ejército Nacional de Colombia de Antioquia y Córdoba, así como de la Policía, pues a pesar de las graves acusaciones de la población, no se ha detenido la avanzada paramilitar.