El régimen de seguridad social tiene como función primordial asegurar que las personas que han trabajado toda su vida, al dejar de producir porque han cumplido los años de servicio y la edad establecidos, al jubilarse, mantengan un ingreso que les permita una subsistencia digna y sin angustia. Que tengan en donde vivir, alimentarse bien y un mínimo de esparcimiento. Servicios accesorios en la seguridad social son los de salud y vivienda. Sin que dejen de ser muy importantes, lo primordial es asegurar que el régimen de pensiones sea sostenible en el tiempo, es decir, que no dejen de pagarse las pensiones de retiro por ningún concepto, lo cual es complejo, porque cada vez hay mayor número de jubilados.
El manejo de la seguridad social en este gobierno es la mayor muestra de irresponsabilidad e ineficiencia de una gestión pública. No solo que no ha hecho nada para asegurar la sostenibilidad de los fondos de pensiones y salud, sino que los ha desfinanciado deliberadamente. Aumentar la cobertura de servicios sin el debido financiamiento es demagógico. La búsqueda de réditos electorales y políticos en un esquema que debe manejarse técnica y actuarialmente, conduce al desfinanciamiento, que se agudiza con el paso del tiempo. Priorizar las necesidades fiscales a las de la atención sostenible de las obligaciones de la seguridad social no tiene perdón. La reforma legal que suprimió la obligación para que el Estado aporte con el 40% para el Fondo de Pensiones, lo condena al colapso. Su sustitución con la declaración de que el Estado asumirá esos pagos cuando sean necesarios no sólo no reemplaza la liquidez indispensable, sino que impide la acumulación de recursos necesarios para capitalizarlo. No es posible, seriamente, confundir la necesidad de capitalización con la existencia de liquidez.
Irresponsable es también eliminar de los balances 2506 millones de dólares de las deudas del Gobierno aduciendo la falta de un reglamento…que debía dictar el propio Gobierno. El desfinanciamiento es tan evidente que el Gobierno utiliza los recursos del Fondo de Pensiones para atender las obligaciones de salud, con lo que se abre un hueco para tapar otro. Hay un inocultable proceso de descapitalización. Y no es solo el IESS. También los servicios de las Fuerzas Armadas y la Policía tienen problemas, sin que sea posible entender que argumentando la necesidad de financiarlos, se disminuyan los aportes, con lo que sus jubilaciones serán menores.
Pocas cosas quiebran a los países, que subsisten y enmiendan los errores a costa de grandes sacrificios. La quiebra de los servicios de seguridad social sí puede quebrar la economía nacional. Así sucedió en Uruguay hace años, en donde las exageraciones llevaron al desfinanciamiento y colapso de la Suiza de América, como se le conocía: la jubilación era obligatoria a los 50 años de edad!