El enfrentamiento a problemas sociales, como la inequidad y la discriminación sexual y de raza, debe formar parte de la agenda del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), plantean activistas.
De la cita del único partido legal en la isla caribeña, a celebrarse del 16 al 19 de este mes, se espera emanen importantes cambios en la actual reforma económica, un plan nacional de desarrollo hasta 2030 y la revisión del documento partidista que de alguna manera encaró inequidades criticadas por la ciudadanía por largo tiempo.
Los 1 000 delegados al congreso analizarán seis documentos, según informó el oficial diario Granma, entre ellos el cumplimiento de la Primera Conferencia Nacional del PCC, que analizó en 2012 asuntos sociales, el eslabón más débil de las transformaciones en el país, según especialistas.
“Resulta lícito suponer, pues, que el Congreso del PCC que se avecina pase a los hechos y adopte medidas concretas que inicien el largo y tortuoso camino para hacer desaparecer o amenguar rápidamente las discriminaciones”, dijo el luchador antirracista Tato Quiñones.
La conferencia acordó “enfrentar los prejuicios y conductas discriminatorias por color de la piel, género, creencias religiosas, orientación sexual, origen territorial y otros, que son contrarios a la Constitución y las leyes, atentan contra la unidad nacional y limitan el ejercicio de los derechos de las personas”, mencionó Quiñones.
También la conferencia de PCC, al que la Constitución local otorga el papel de fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado, quedó en “enfrentar la violencia de género e intrafamiliar”.
Activistas consultados coincidieron en que falta un largo camino para mantener y garantizar más derechos a sectores en desventaja como mujeres, afrodescendientes y personas no heterosexuales.
La psicóloga Sandra Abd’Allah-Álvarez alertó sobre la ausencia de “mecanismos legales eficientes para luchar contra el prejuicio cotidiano”. A su juicio, “sigue sin saberse qué hacer cuando se es objeto de discriminación racial”, aunque proyectos como el de asistencia jurídica de la Alianza Unidad Racial, de la abogada Deyni Abreu, “intentan llenar ese vacío”.
Cuba tiene 11,2 millones de habitantes, de los cuales 9,3% son afrodescendientes y el 26,6% son mestizos, según el último censo, que se realizó en 2012.
Investigadores como Mayra Espina observan un “aumento de la pobreza y desigualdad” en el país caribeño, que se acentuó por la reforma económica, sobre todo en grupos que arrastran desventajas históricas como las mujeres, personas no blancas, de la tercera edad y la zona oriental del país, la de menor nivel de desarrollo.