Dos hechos relevantes para la democracia: el uno, arrojar al tacho de la basura la Ley Mordaza, incinerando una fase aciaga contra los valores de la libertad de expresión y sustituida con nuevos contenidos en la Ley Orgánica de Comunicación. El otro, el regreso de la Fundación Konrad Adenauer. Recordemos: en la década despótica se persiguió a quien pensaba distinto y se hostigó la presencia de organizaciones no gubernamentales que alentaban los principios de la democracia.
Las fundaciones políticas de la República Federal de Alemania en nuestro país han traído beneficios para las instituciones, el pensamiento democrático y el pluralismo. A la Konrad Adenauer, se suman la Friedrich Ebert, Hanns Seidel y otras más. Son instrumentos de cooperación útiles para una democracia necesitada de cultivo y cuidado.
Konrad Adenauer fue un gran líder, Winston Churchill lo calificó como el mayor estadista de Alemania desde la época de Bismark. Adenauer, tuvo una intensa carrera política inspirada en el humanismo cristiano. Fue perseguido y encarcelado por el nacionalsocialismo hitleriano. Siempre lúcido, erguido, enérgico, intuitivo y preparado, forjó los fundamentos de la democracia y sus instituciones. Gran arquitecto de la Europa unida y de la economía social de mercado.
Adenauer es uno de los padres del constitucionalismo democrático del siglo XX. Presidió y lideró el Consejo Parlamentario que redactó la Ley Fundamental, vigente desde mayo de 1949. Primer canciller de la RFA por 14 años.
Adenauer distinguió la democracia de los totalitarismos, la política seria del populismo, los partidos de las clientelas, los acuerdos de los altercados. Valoró la centralidad de la dignidad humana. Al decir: «Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero ninguno tiene el mismo horizonte», dejó un amplio espacio para comprender y respetar la diversidad, valorar el diálogo y la unión en la búsqueda de la realización humana. Enhorabuena regresa la Konrad Adenauer.