Sebastián Borja Silva
Columnista invitado
El Banco Mundial nos muestra un interesante resumen de los desafíos que el 2016 ha dejado a nivel global. Temas que preocupan al mundo y que reclaman respuestas inmediatas de los líderes gubernamentales y de la sociedad civil.
El incremento de refugiados, el acuerdo sobre el cambio climático, el debilitamiento del comercio mundial, el empleo juvenil, entre otros, son aspectos importantes que tanto en el Ecuador como en todos los países se los debe tratar con seriedad y urgencia.
El empleo juvenil es uno de los temas más complejos de abordar. Hemos sido testigos del gran descontento y de la falta de credibilidad de las instituciones y sus líderes que los jóvenes han expresado a nivel mundial. Ese descontento va desde la indiferencia hasta la organización de manifestaciones multitudinarias que han dejado muchas veces una impronta de violencia. El reclamo generalizado es, en su mayor parte, por falta de oportunidades y de empleo.
Según estadísticas del Banco Mundial, hace apenas dos años cerca de 500 millones de jóvenes se encontraban en el desempleo, sub empleo o empleos denominados inseguros. La crisis de empleo juvenil es una amenaza importante para la economía mundial y en especial para las economías emergentes. Según la misma fuente, durante la siguiente década, más de un billón de jóvenes van a entrar al mercado laboral a nivel mundial y solo el 40% tendrá empleo en trabajos actualmente existentes. Esto significa que el planeta deberá generar más de 600 millones de nuevos empleos, es decir 5 millones de nuevos trabajos cada mes durante los próximos 10 años.
Estas escalofriantes cifras nos deben motivar a pensar respecto al futuro inmediato de nuestros jóvenes y los retos que en Ecuador tenemos para los siguientes años. Las nuevas tecnologías vienen a pasos acelerados y debemos estar no solo preparados para recibirlas sino para captar las oportunidades que un mundo que cambia tan vertiginosamente nos demanda. El mundo actual no es ni lejanamente igual al que será en apenas 10 años más.
La innovación, el apoyo al emprendimiento, al crecimiento empresarial, a la inversión privada nacional y extranjera. La adaptabilidad normativa a las nuevas demandas tecnológicas, un ambiente de previsibilidad, confianza y paz, el respeto a la propiedad privada, a la libertad en sus diferentes expresiones, la permanente articulación de alianzas público-privadas, más una moderna concepción de manejo empresarial, son algunas de las fórmulas para garantizar la generación de oportunidades que demanda la juventud.
O nos subimos al tren del futuro o tendremos que asumir las consecuencias sociales, económicas y hasta políticas que la inacción produzca. Este es uno de los temas que, sin demagogia, deberían estar debatiendo los candidatos ahora mismo, ¿no creen?