Justicia en clave de encrucijada

Aunque la renovación parcial de los jueces de la Corte Nacional y la designación próxima de quien presida la Función Judicial parezcan determinantes, que lo son, hay otras claves.

La Justicia atraviesa una etapa crucial entre refrendar su independencia o dejar que los siniestros proyectos de dominarla, de meterle la mano por parte del poder político, económico y mafioso la pierdan para siempre y suman al país en la indefensión.

Hay varios temas que atender. Lo que pareció un buen prospecto de aplicación de la justicia y la condena en casos de corrupción que alcanzaron altas esferas del poder, pareciera que se pasmó en la coyuntura de un desenlace político electoral.
Miedo, sometimiento, cálculo, oportunismo; en cualquier caso, sería muy mal asunto y pésima señal para la sociedad.

Fue un arranque ejemplar que se desvanece. Parece titánico, eterno acaso, ir evacuando causas y expedientes que se arruman por parvas en los despachos de jueces y fiscales, que se acumulan en los pasillos y cuyas fojas corren el riesgo de perderse por algún desafortunado despiste o una delictuoso y premeditado extravío ‘proreo’.
Luego de las sentencias, la lista de prófugos, silencio y la lenta pereza de siempre.

La hoguera en que los terroristas de octubre de 2019 convirtieron a la Contraloría todavía tiene rescoldos calientes. En las cenizas se perdieron centenas, acaso miles de expedientes, exámenes especiales y mil y un investigaciones que jamás determinarán a los autores de presuntos delitos.
Los hechores del atentado salieron bien librados, no se sabe de los juicios y mucho menos de sentencias ante tan execrable crimen. Y la sociedad parece olvidarlo. La condena de la memoria es un mal que fulmina y permite la repetición fatal de la historia u otros atrocidades peores.

Pero la ausencia de justicia es bárbara cuando hablamos de delincuentes y criminales que consiguen que les atenúen las sentencias, salen libres luego de haber perpetrado desde la propia cárcel, celular en mano, secuestros, ordenado asaltos, disponiendo embarques de droga y condenado a muerte violenta a ciudadanos inocentes.

Bandas criminales con vínculos con el narcotráfico transnacional y el terrorismo.
Estos días asistimos a una ola de sicariatos en Guayaquil. Un presentador de televisión famoso y querido por sus seguidores fue acribillado. ‘Adelantan investigaciones’. Ojalá el crimen de Efraín Ruales no quede en la impunidad como ocurrió con la muerte de Fausto Valdivieso o el General Jorge Gabela. Diez años de vergüenza y silencio.

Hay otro episodio que la sociedad libre y altiva debe rechazar. La persecución y al acoso a la periodista Dayana Monroy, quien se atrevió y atreve a investigar delitos contra los bienes públicos pero la presionan y someten a indagatorias fiscales. Es una sociedad donde la justicia se presta para manoseos; mundo al revés. En la Corte Nacional hay 7338 causas pendientes. Que se designe en la Presidencia de la CNJ a quien tenga probidad, sabiduría e independencia.

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