El próximo 6 de junio se cumplirán 20 años de la muerte de Juan Esteban Cordero, un gran músico ecuatoriano y uno de mis mejores amigos de la infancia.
Esteban fue una persona de una inteligencia y cultura inusuales. Recuerdo que en primaria era capaz de relacionar parábolas bíblicas con eventos cotidianos (todo esto en un colegio completamente laico) y que era más hábil que el resto de nosotros para predecir los finales de la películas.
Además fue un prodigioso músico desde niño. Practicaba varias horas diarias y ocasionalmente tocaba para los amigos, ya sea en el colegio o en su casa, en un piano negro de media cola.
Tuvo clases de piano con todos los buenos profesores de Quito, pero algún día los superó, la ciudad le quedó pequeña y buscó espacio en otras latitudes. Luego de terminar el primer curso se fue a París y ahí siguió estudiando incansablemente. Aunque después de su partida a Europa nos veíamos menos, él siguió siendo el mismo Esteban de siempre, sorprendentemente bien informado, conocedor de la última tecnología, hablando fluidamente cuatro idiomas y apasionado de su música.
Luego estudió en Los Ángeles donde estuvo en contacto con el mundo del cine y con el new age, en ese momento lo más vanguardista en el mundo de la música. A pesar de haberse pasado años estudiando música clásica, le encantaba la música new age. Siempre creí que su gusto por esa música era porque él sabía que ahí tenía más oportunidades de hacer cosas nuevas. Porque su pasión real era esa: crear.
Siempre me pareció que él soñó con crear cosas realmente ecuatorianas y lo hizo cuando se metió en el proyecto de la película “Sensaciones”, donde su principal aporte fue una banda sonora extraordinaria, muy adelantada a su tiempo y que sigue sonando bien. Esa enorme cultura general le permitía entender muy bien al Ecuador y gracias a sus viajes por el mundo podía encontrar las especificidades de nuestro país.
Recuerdo una frase que él mismo dice en “Sensaciones” cuando (palabras más, palabras menos) les reclama a un grupo de músicos diciéndoles “creen algo propio, no remeden lo que ya existe, tenemos que componer algo nuestro”.
Y él debe ser de las personas que más cerca estuvo de hacerlo o quizás, debe ser de los pocos que lo logró, que creó una música ecuatoriana que no es un remedo de otras cosas. En mi opinión, “Los Andes” y “Nace un proyecto”, dos de las canciones de la banda de “Sensaciones”, logran ese objetivo.
Cuando teníamos 9 años y se estrenó el primer capítulo de “La guerra de las galaxias”, Esteban fue el único de mis amigos capaz de predecir que habría una continuación. No hubo una sino cinco películas posteriores, pero él sólo pudo ver dos porque hace exactamente 20 años nos dejó, comprobando que la vida es efímera y que hasta la gente de 25 años se puede morir de un día para el otro.