Brasil, Dilma y el árbitro

La pregunta de la fecha puede ser; ¿necesitaba doña Dilma Rouseff, la presidenta del Brasil, asumir la compleja tarea de un Campeonato Mundial de Fútbol para lograr su reelección el próximo 5 de octubre?

¿Le convenía gastar 11 000 millones de dólares para que la FIFA del suizo Joseph Blatter se sienta satisfecha? ¿No hubiera sido suficiente organizar los Juegos Olímpicos del 2016 para que los brasileños vivan otro momento deportivo? La segunda pregunta: ¿qué pasó con el famoso árbitro japonés Yeuchi Nishimura, acusado de obsequiar un penal? La tercera ¿como le irá hoy a nuestra Tri?Hasta hoy, lo del fútbol le cae muy mal a doña Dilma. Le llueven las protestas de los sin tierra ni techo. Están listos o casi 12 hermosos y gigantes estadios, dos de ellos -los de Brasilia y Manaos- en ciudades que no tienen equipos profesionales. Previamente al Mundial, el Brasil tuvo que organizar un minimundial de preparación, la Copa Confederaciones, y cuando ella tomó la palabra en la clausura recibió una gigantesca silbatina. Tan sonora que la Presidenta se abstuvo de tomar la palabra en la inauguración. Luego, puso una fea cara de susto cuando Brasil se hizo un gol. Neymar marcó el empate, pero el famoso equipo pasaba apuros. Si Croacia le marcaba un gol, podía perder. En eso intervino el famoso árbitro Nishimura, experto en fútbol y aficionado a la política. Dio un penal a favor de Brasil. Doña Dilma no pudo evitar un salto de gusto. Pensó en la posibilidad de que su equipo brasileño sea campeón y que ella pueda ganar la presidencia en una sola vuelta. Mientras tanto, los críticos se solazan con el juez japonés, a quien presentan con la camiseta amarilla del Brasil y juran que ese penal solo existió en la mente de un árbitro-hincha de la señora Rousseff o que quiso evitar una catástrofe brasileña.
¿Cómo va la perspectiva de que la presidenta Dilma sea reelegida el 5 de octubre? Ella comenzó bien en las encuestas y ha bajado unos puntos. Hoy está en un 40%. Su rival más próximo, Aecio Neves, anda por el 22% y otro, Eduardo Campos, por el 13%. ¿Será campeón el Brasil? Posible pero no seguro. Si eso sucede ¿llegará Dilma al 50% de votos y se ahorrará una segunda vuelta? Posible pero no seguro. Claro que tiene el gran apoyo de su padrino Lula y del Partido de los Trabajadores. En verdad, es una dama de singular capacidad, de 66 años, que gobierna desde el 1 de enero del 2011 y lo más probable -pese a todo- es que disfrute y sufra en el poder unos cuatro años más. Pero en los últimos tiempos ha recibido críticas en el manejo económico y muy serias acusaciones de que se metió en camisa de once varas al organizar un Mundial tan caro en lo económico y tan difícil en lo futbolístico. Cierto que Brasil es un país futbolizado pero también es un país de grandes contrastes económicos y los goles no hacen olvidar las tristezas de las favelas.
Hoy debuta nuestra Tri, frente a la difícil Suiza. ¿Qué podemos profetizar? Mejor repetir lo que ya se han dicho los técnicos y los novatos: “En la serie E, cholitos, puede pasar cualquier cosa”. Y sigue el Mundial mientras España llora.

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