La izquierda confunde retórica con resultados, se dice con sobrada razón. A lo que habría que agregar que el socialismo estatista funciona cuando sobran los recursos económicos, pero fracasa cuando estos escasean. Lo que ocurre ahora mismo en Ecuador es prueba plena de ello. Nueve años y medio de “jaguar americano” y múltiples doctorados honoris causa por universidades de varios países, se han derrumbado con más estrépito que la caída de los precios del petróleo.
Con barril de 130 dólares, y concentración inédita de poder sobre la legislatura, los jueces y los órganos de control, y más tiempo en el gobierno que dos períodos presidenciales, no es difícil mostrar carreteras, hospitales, escuelas del milenio y centrales hidroeléctricas, sobre todo si a los ingresos por el crudo se suman fondos de ahorro acumulados antes de 2007 y un endeudamiento agresivo. Pero cuando el petróleo se vende a 20 dólares, las fuentes de crédito se han agotado, se ha terminado el oro físico de la reserva empeñado con Goldman Sachs, se han entregado campos petroleros simulando contratos de operación para obtener un préstamo de un mil millones de dólares, se han despilfarrado miles de millones de dólares en refinerías que nunca operarán y en aeropuertos de bajísima utilización, se ha contratado más del 90 por ciento de las obras y compras públicas con el régimen de emergencia para evitar las licitaciones y concursos, se ha montado un colosal aparato burocrático con ministerios que registran más de 200 asesores o que se dedican a promover la felicidad del propio ministro y sus colaboradores , en suma se han farreado los ingresos de la bonanza, el panorama es absolutamente distinto. Ahora vienen las angustias y el crujir de dientes para llenar la olla del tesoro nacional y poder pagar los sueldos mensuales, transferir los recursos a los gobiernos seccionales y cumplir siquiera a medias con los proveedores estatales.
Entonces el “ya tenemos presidente” se va apagando, los amigos buscan como acomodarse –o defenderse– de lo que vendrá a partir de mayo de 2017 y muchos quisieran acelerar el calendario para que llegue la fecha ansiada de la entrega del poder. Sic transit gloria mundi.