Las izquierdas por ciclos se unen, luego se enfrentan; lo mismo hacen las derechas, más propensas a la disputa por un líder. Un contendor amenazante las une para rápido separarse. Ahora, empero, hay pérdida de referentes ideológicos, lo que reduce la disputa y ayudaría a definir una izquierda renovada y nacional. Pero la acción política duradera requiere trazar opciones de sociedad e historia, no solo responder a circunstancias.
Urgen partidos reales, una derecha e izquierda definidas que sean referentes para las otras definiciones, rebasar el discurso antipartido que devalúa la vida política y valoriza a los redentores.
¿Podrán las izquierdas no solo unirse ante la amenaza sino redefinirse y construir proyecto e identidad propias actuales? Es época de renovación de ideologías, programas, prácticas, organización, para dar sentido a un partido y ser alternativa de poder y de sociedad. Problemas y desafíos nuevos nacionales e internacionales exigen redefinir las ideologías del XVIII y XIX que aún alimentan la izquierda, y a los problemas identificados a inicios y mediados del XX. También está la vivencia de la izquierda, hay que darle significado en relación a su pasado; resolver el pasado para digerirlo y hacer la redefinición. Taparlo con nuevas posturas no permite acumular experiencia ni sacar provecho para la renovación de ideas y comportamientos. ¿Cómo no pedir al MPD, por ejemplo, su análisis de sus prácticas y de su timorata o puntual adhesión a la democracia o de su doble práctica de demandar democracia y defender la vía armada? Revisar lo hecho es el modo más sano de configurar el futuro, se sabe sobre qué se cuenta, lo que no se quiere hacer más y qué se busca. Invocar lo nuevo como si uno nada tuviera que ver con el pasado es un modo de legitimar el pasado que volverá a salir súbitamente; no será una renovación sino un camuflaje circunstancial del pasado.
Tenemos otros problemas que los del 50 ó 70; ya no es decisiva una reforma agraria. En la nueva mundialización hay otros mínimos de entendimiento a buscar, como definir nuestro lugar en el mundo, el de la industrialización, el tipo de producción a privilegiar, la relación con la naturaleza, el sentido de igualdades y diferencias (sociales, económicas, culturales ..), el espacio del individuo y de lo colectivo, el tipo de democracia, el sentido del cambio y las instituciones. Bueno sería revisar la idea de clase que todo explica, la búsqueda de igualdad social como lucha contra los ricos, la de ciudadanía reducida a rechazo de la pobreza sin cultura de igualdad ni la construcción de una pertenencia a una comunidad mayor –ya no la nación-, el poder como simple instrumento, el olvido de instituciones y pensamiento.