María Herrera Heredia

La ‘izquierda’ irrumpe en América Latina

El triunfo de Gabriel Boric ha traído mucha expectativa sobre lo que será Chile en el futuro, pero también lo que puede significar para la región, y es que no se pueden abstraer realidades que viven países, como Argentina, México, Perú, cuyos discursos, que llevaron al poder a los actuales gobernantes, fueron también de tinte izquierdista.

La narrativa sobre la reducción de la pobreza, la lucha por la igualdad, por la libertad, usados como eslóganes, han quedado en eso, promesas que no se cumplen, deterioro de la institucionalidad, abuso del poder y quebrantamiento de la democracia, en cuyo nombre se controlan todos los poderes, se manipulan sufragios, se vulneran derechos y se mal manejan los recursos públicos.

Parece ser que los resultados obtenidos por Boric tienen como base las protestas de octubre de 2019, donde una izquierda radical azuzó a gran parte de la población a revertir el esquema de gobierno que Chile había implementado cuatro décadas atrás y que según cifras reconocidas por todos lo ubicaran como el de mayor crecimiento económico regional, en condiciones democráticas y de libertad. Pudo más la corriente populista que circula por América Latina, que culpa al neoliberalismo de todos los males y ofrece “el paraíso”. Las evidencias de países como Venezuela pasan desapercibidas y pesan más las ilusiones que invitan a una vida repleta de derechos y vacía de deberes.

La hábil demagogia y la manipulación de los resentimientos sociales por parte de los líderes populistas inducen al reemplazo del libre mercado por un rústico e ineficaz populismo disfrazado de izquierda, de cuya concepción originaria (Revolución Francesa 1789) muchos de sus propulsores apenas si conocen la etiqueta.

Preocupa que este ciclo incluya en su seno a economías otrora brillantes, como Argentina y México, exitosas como Perú hoy sumergida en crisis de gestión, mientras países como Colombia y Brasil se sienten amenazados con Petro y Lula, representantes del populismo funesto, vacío de ideología y ávido de poder.

Suplementos digitales