Vicente Albornoz, en su artículo del 10 de febrero, le hace un inmenso servicio al Gobierno al ubicarlo en la izquierda. ¡Justo lo que necesitaba en plena campaña electoral! Personalmente no suscribo esa caracterización, aunque creo que al principio si intentó serlo. Pero me parece francamente lamentable que para sostenerla, el articulista haya dado una visión falsa y ramplona de la izquierda.
Según Albornoz, la gente que asocia izquierda con libertad “está definitivamente desubicada”. La izquierda, según él, es todo lo contrario. Es sinónimo de limitación de las libertades, participación en la economía, fijar precios, dinastías familiares en el poder o “meterse en la vida privada de la gente”.
Para que su idea de lo que es izquierda quede clara, el articulista la distingue de la “socialdemocracia”, en donde se ubicarían gobiernos como los de Brasil o Uruguay, entre otros. Pero no dice, o no sabe, que Lula, por ejemplo ha sido un militante de izquierda socialista toda la vida y que nunca se ha considerado socialdemócrata. Ha hecho lo que todo izquierdista hace, que es basar su acción política en una estrecha relación con la organización popular y en un claro compromiso con los derechos humanos. Lo mismo se puede decir de Tabaré Vázquez y de José Mujica, conocidos militantes de izquierda uruguayos que han llegado ala presidencia de la República y, que si fuera del caso, le explicarían esto al articulista con maicitos, en menos de tres minutos.
Eso de que la izquierda es enemiga de la libertad es mentira. Miles hombres y mujeres de izquierda murieron luchando por la libertad… Los miembros de la resistencia que mató Hitler en la Segunda Guerra Mundial, los latinoamericanos perseguidos por las dictaduras, los obreros y campesinos masacrados por organizarse, los artistas críticos ejecutados. Sandino, Allende murieron defendiendo la democracia. En el Ecuador la izquierda ha luchado por que podemos pensar y escribir con libertad.
Por otra parte, ¿quién le va a creer al articulista que los izquierdistas del mundo han visto como referente de su postura al régimen de Corea del Norte? La izquierda no es lo que a sus odiadores se les ocurra. Es un tendencia humanista, diversa y múltiple, a la que el más elemental intento de compresión no adjudicaría un lugar común.
Vicente Albornoz odia al Gobierno, que él cree que es de izquierda.
¿Podía, por ello, hacer una burda caricatura de lo a que él le parece que es la izquierda para adjudicársela? Claro que pudo, pero eso no vuelve verdad su afirmación de que la gente que asocia izquierda con libertad “está definitivamente desubicada”.
Las antipatías irrefrenables se vuelven irracionales y llevan a posturas irracionales, que terminan siendo hasta ridículas. Así, quienes las adoptan, se “ubican” en lo más profundo de las cavernas.