El Impuesto a la salida de divisas es inconveniente, distorsionador y frena el ingreso de divisas al país. ¿Por qué sigue existiendo? Muy sencillo, porque es “rendidor” para un gobierno cuya prioridad no es el bienestar de la economía, sino su capacidad de gastar plata y mantener alta su popularidad.
Uno de los principales defectos del ISD es que encarece las importaciones. Y eso aporta a volver al Ecuador un país caro, donde es costoso producir, este impuesto vuelve un 5% más cara cualquier cosa traída del extranjero, ya sea la ropa del empleado o el software que usa su computadora.
Pero el impuesto también es distorsionador porque convierte a los dólares que están dentro del país en una especie de dólares de segunda clase, unos dólares “prisioneros” que para recuperar su libertad tienen que perder el 5% de su valor. Distorsiona también la economía porque vuelve a los billetes más valiosos que el dinero que está depositados en una cuenta bancaria, porque a los billetes se los puede transportar (hasta un cierto límite incluso legalmente) al extranjero sin costo alguno.
En el Ecuador casi no circulan billetes de USD 100 porque los de esa denominación son más fáciles de sacar al país. Por eso casi sólo existen billetes de hasta USD 20, lo cual es impráctico y es una limitación a la libertad de la gente, una distorsión inútil causada por un impuesto sin sentido.
La idea original del impuesto era limitar la salida de divisas al extranjero, algo que, de haberse logrado, debe ser muy marginal, porque si una persona realmente decide sacar su capital fuera del país , ese 5% no le va a frenar.
Y si alguien quiere importar algo, igualmente lo hará, simplemente lo venderá un 5% más caro.
El ISD es como una jaula de pájaros con unos huecos por los que se puede salir, pero que son estrechos y le quitan a quien los use un 5% de su tamaño. Pero como toda jaula, lo que más hace es desincentivar que otros pájaros entren, porque cualquiera piensa mil veces antes de renunciar a su libertad. Y ese es quizás el peor efecto del ISD que es la mejor manera de ahuyentar dólares que podrían venir al país.
Ante tanto defecto, cabe preguntarse por qué sigue existiendo tan inconsulto impuesto y la respuesta es porque “rinde”, porque le da al gobierno casi USD 1 000 millones al año. En 2016, con toda la crisis que teníamos encima, recaudó USD 965 millones y en su año récord, el 2014, le dio al gobierno USD 1 260 millones, plata que salió de los bolsillos de los ecuatorianos, de los bolsillos de todo aquel que compró algo importado o algo que necesitó de algo importado para producirse. Y también salió, aunque en mucho menor escala, de los bolsillos de aquellos que envían remesas a sus familias en Colombia o Perú y mínimamente, de los bolsillos de quienes (oh, pecado) sacaron capitales al extranjero.
@VicenteAlbornoz