Los ecuatorianos debemos estar bien conscientes del grave momento que vivimos y el impacto terrible que tendremos por los efectos del covid 19, que agrava la crisis económica y social y que no habrá fórmulas mágicas ni milagros si todos no aportamos para rehacer y reconstruir el país luego que pase esta difícil situación, que no solo es nuestra sino del planeta.
La indisciplina e irresponsabilidad de una parte de la población frente a la emergencia sanitaria ha agravado la situación al irrespetar las medidas dictadas por las autoridades e incluso, por sus actitudes, daría la impresión que no quieren entender la extrema gravedad del momento. Basta de irrespetar las normas y disposiciones legales y constitucionales y violar el toque de queda. El Código Integral Penal castiga el incumplimiento de decisiones legítimas de autoridad competente y sanciona con penas privativas de la libertad.
Los gobiernos seccionales tienen que colaborar y allanarse al ordenamiento jurídico porque a pretexto de su autonomía no pueden hacer lo que les de la gana. No deben contribuir al caos en momentos de necesaria colaboración y solidaridad. Es condenable lo que ocurriera en Guayaquil con la oposición a la fuerza de dos vuelos humanitarios, en aviones sin pasajeros, que venían a sacar extranjeros y por ello la protesta aquí y en Europa. Según autoridades y expertos aeronaúticos, la decisión de la Alcaldía violó al menos cuatro normas nacionales e internacionales y eso es muy grave. No solo que tienen que asumir la responsabilidad de las decisiones sino también cuando cometen errores, como todo ser humano, reconocerlos con humildad, pedir disculpas y rectificarlos.
Vivimos una situación extremadamente difícil en materia de salud. No somos ajenos a la pandemia que está cobrando vidas en el mundo y con mayor razón a los países más vulnerables como el nuestro. También hay que priorizar la atención y dotarles de todo a los médicos y a los profesionales de la salud, que como héroes se juegan la vida en su trabajo diario.
El virus es de rápida transmisión y no puede haber irresponsables que jueguen con la salud de todos. Por ello en estos momentos de emergencia y preocupaciones se necesita actuar con responsabilidad, orden, respeto, rigurosidad, tomar previsiones y aislamiento social. Debe pensarse en la sobrevivencia de todos. Esto no es juego. No se puede argumentar el desconocimiento de la ley porque eso no exime de responsabilidades. Estamos viviendo un estado de excepción y eso restringe varias garantías constitucionales entre ellas la suspensión de la libertad de tránsito, de asociación y de reunión. La disposición oficial fue una medida extrema pero necesaria para tratar de cortar radicalmente los contagios y evitar a tiempo que se salga del control como ocurre en Italia.