Contra ira, paciencia

Entre tanta crisis que nos agobia, sufrimos también una: espiritual. El cuarto de los Diez Mandamientos, dispone: “Honra a tu padre y a tu madre para que se prolonguen tus días sobre la Tierra” .

No está lejana la época en que, para ausentarse, el hijo con su rodilla en el piso, invocaba y recibía la bendición de la mano de su progenitora, cual amparo divino contra todo peligro.

¿Cuántos hijos practican esta costumbre actualmente? Al parecer, ninguno.

También estamos olvidando el principio que favorece a la paz: “Contra ira, paciencia”.

La lucha política es fuente mayor de la pasión de la ira, pero exigimos paciencia únicamente a los mandatarios; no, a los gobernados.

Por mi conocimiento directo como cronista del Diario, menciono como ejemplo de paciencia al Presidente Galo Plaza Lasso (1948-1952). En 1949 ocurrió el terremoto de Ambato. Hasta 1951 habían construido casas para damnificados. En Píllaro, dos adjudicatarios se negaron a recibirlas: el primero, porque no le agradó el color de la pintura; el otro, porque quiso introducir un clavo en la pared “para colgar la ropa” pero el concreto no le permitió. En la ceremonia de entrega, el Presidente, con toda paciencia, ordenó al Gobernador vigilar que pinten la casa con el color deseado; el otro, recibió explicación de que para guardar la ropa había el clóset junto al dormitorio principal. Al final, todos contentos y agradecidos.

De qué no acusaron a ese Presidente: que lo mejor de la ayuda que llegó para los damnificados del terremoto lo había aprovechado, conjuntamente con el Obispo de Ambato y hasta las religiosas que ayudaron en la entrega. En el extremo, lo acusaron de haber “robado” un toro de lidia Miura, que -con otros- enviaron de España para una corrida de beneficio.

En el campo político descubrieron una que llamaron conspiración, en el sitio Aguas Hediondas. Presos los conjurados, entre ellos el líder estudiantil Juan Manosalvas Vaca, merecieron amnistía del Congreso. Centenares de alumnos de la Central invadimos el Palacio de Carondelet para “exigir” -o pedir- que el Presidente no utilice el veto. Respondió que no estaba en su ánimo oponerse; y, en cuanto a Juan, manifestó: salúdenlo de mi parte y recomiéndenlo que no vuelva a meterse en esa clase de tonterías.

Con paciencia inagotable, dejó la lección de que era posible que un Presidente elegido para 4 años complete el periodo, pues en los 25 años anteriores a 1948, nuestro país contó con un número similar de presidentes.

Años después, el Presidente Rodrigo Borja Cevallos observó paciencia durante su mandato. El cinco veces Presidente, Dr. José María Velasco Ibarra replicó una vez, con estas palabras: Abogadillos sin conciencia, de mente ratonil.

En la actualidad, el Presidente Lenin Moreno podrá cumplir su periodo, pero a base de paciencia inagotable.

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