El progreso de las tecnologías de comunicación ha creado un nuevo espacio político y está influyendo en el comportamiento de las personas en una comunidad internauta que antes no conocíamos. Nos hemos enterado el papel que jugaron las redes sociales en la caída de los gobiernos de Túnez y de Egipto, en cuyo espejo se miran otros países como Bahréin, Libia, Yemen, Irán, cuyos gobiernos opresores, y en algunos casos verdaderas cleptocracias, seguirán cayendo por el efecto dominó de las manifestaciones populares lideradas por jóvenes árabes como Wael Ghonim.
Sin las redes sociales a través de Internet, no habrían sido posibles las protestas espontáneas de la población contra las dictaduras corruptas de esas dos naciones. Sin el trabajo de los blogueros que fueron los pioneros de la denuncia y sin el uso de Facebook y Twitter, quizá la efectividad de la protesta hubiese sido menor. De esta manera, apareció un espacio público virtual, mediante un sistema masivo de comunicación libre que será difícil contrarrestar sin afectar a los derechos humanos.
En el Ecuador, donde el 20% de la población ya está conectada a Internet, más los cibercafés y los 12 millones de celulares, también se puede constituir una nueva plaza pública para sustituir paulatinamente a las multitudes y a la tarima polí-tica. Incluso la tendencia es ha-cia el aumento de la conectividad y al subsidio a las clases pobres para que todos tengan libertad de conectarse.
Ahora, cuando se inicie la campaña por el sí o por el no, para contestar las preguntas en la consulta irreflexiva del presidente Correa, es la oportunidad para que los ecuatorianos conectados a Internet y a los celulares influyan en los resultados. Las redes sociales y la comunicación intracelular pueden fácilmente poner a debate los puntos básicos de las preguntas, de modo que la expresión popular sea lo más consciente que se pueda. Es una nueva dimensión de la comunicación que sí se aprovecha, permitirá comprender y elegir lo que cada ecuatoriano desee para tener un país mejor, que progrese democráticamente. Soñar no cuesta nada.
Si bien la consulta-referéndum propiciará una toma de posición a favor o en contra del presidente Correa, siempre será posible corregir esta distorsión a través del análisis de los contenidos mediante las redes sociales y el debate virtual, respecto de los pros y contras de lo planteado por el Gobierno. El buen uso de Internet también será incluyente en términos de la cobertura de la discusión nacional, superando el hecho de que el país político se circunscriba a Quito, Guayaquil y Cuenca.
Ahora, más jóvenes se incorporarán por primera vez al padrón electoral, los que sí están conec-tados podrán también participar en una ‘wikicampaña’, como preludio de una ‘wikirrevolución’ pacifista.