Estudios realizados en diferentes regiones y países han determinado que sin instituciones fuertes que funcionen no se puede lograr un crecimiento económico sostenido. Si los países dependieran de quienes los gobiernan y no de sus instituciones, la continuidad de las políticas públicas se vería interrumpida infringiendo un alto costo al progreso alcanzado. Por esta razón es importante para un país tener instituciones que funcionen al margen de quien esté al frente del Estado. Cuando se habla de instituciones, uno no se refiere a algo etéreo, sino fundamentalmente a las personas. Por esta razón, la calidad de las instituciones depende a su vez de la calidad de las personas que están dirigiéndolas. Aspectos importantes sobre los antecedentes profesionales y académicos, y el entrenamiento que tenga el funcionario que está al frente de una institución son elementos que se deben considerar para que las instituciones trabajen de manera eficiente y eficaz. La escuela del pensamiento conocida como nueva economía institucional, enseña que diferencias entre instituciones arraigadas en la sociedad, definidas estas como las reglas formales e informales de interacción económica, política y social, son las responsables por las diferencias en el desempeño económico de un país. Las instituciones políticas y económicas deben ser inclusivas para respaldar con éxito la prosperidad entendida como un proceso dinámico. La crisis por la cual está atravesando Europa ha puesto de manifiesto la importancia de tener instituciones económicas coherentes para enfrentar los problemas que plantea el desarrollo de manera unificada. La falta de una institucionalidad fiscal y de regulación financiera al más alto nivel en la Eurozona está poniendo en peligro la viabilidad de la moneda única. Por lo cual hay que poner atención en la construcción de instituciones que además de cumplir con sus objetivos estén dirigidas por personas del más alto nivel profesional. De ahí que como parte de la reforma del Estado habría que incorporar un instituto con el objetivo de desarrollar capacidades que necesitan para dirigir y colaborar con una entidad específica. No se puede continuar con los mismos errores del pasado al colocar en puestos de alta responsabilidad a personas que no están capacitadas. Los programas de capacitación deben ser diseñados tomando en consideración la realidad de un país, sus necesidades y su nivel de desarrollo. Se podrían hacer alianzas estratégicas con otros institutos de capacitación para aprovechar sus experiencias y adaptarlas a la realidad ecuatoriana. En el papel se pueden crear nuevas instituciones, pero si no son manejadas por personas capacitadas es imposible mantener un crecimiento sostenido.