¿Lo sabía usted?

La palabra, que sufre sin paliativos el desamparo de nuestra ignorancia es el más hermoso adjetivo del español: ‘humanitario’. Sus tres acepciones se enriquecen mutuamente: ‘que mira o se refiere al bien del género humano’; ‘benigno, caritativo, benéfico’; ‘que tiene como finalidad aliviar los efectos que causan la guerra u otras calamidades en las personas que las padecen’. Pero hoy ‘sirve’ para cuanto niega lo humano: un crimen, un accidente, una violación son ‘humanitarios’. De referirse al bien de todos, lo hemos adecuado al horror y la vergüenza. ¿Qué hacemos de las palabras?; más allá de la ignorancia, ¿qué nos vuelve insensibles a su recto sentido?

¿Sabía usted que la contigüidad de acepciones opuestas de una misma palabra desconcierta y es razón de inquietud, no solo para los lectores que se acercan al diccionario, sino para pueblos enteros? Sucedió con ‘montubio’: el artículo correspondiente decía: “1. dicho de una persona: montaraz, grosera. 2. Col. y Ec. campesino de la costa”. A lectores y escritores montuvios chocaba tal proximidad, que parecía tildarlos de montaraces y groseros; ya José de la Cuadra escribía montuvio con uve en sus geniales cuentos, adelantándose a cumplir el sueño de la mayoría de habitantes montuvios de nuestra costa, que ya se cumplió.

Llaman la atención los sentidos de interfecto: En Derecho, el interfecto es ‘una persona muerta violentamente, en especial si ha sido víctima de una acción delictiva’, pero dice la línea siguiente: ‘Persona de la que se está hablando’ y se aclara que este sentido es de uso coloquial y tiene sentido festivo. ¡Una línea, apenas, entre la muerte y la fiesta, la fiesta y la muerte! ¿Contra quién sublevarnos? ¿Contra el diccionario, contra nosotros mismos?

Nuestros economistas ¡tan entendidos!, dicen que ‘por motivos de índole económico, el Ecuador no avanzará los próximos dos años’, pero índole es femenina y debe decirse ‘por motivos de índole económica’. ¿Le suena? Quizá si redactáramos bien la mala noticia, estaríamos en un rumbo más apto para contrarrestarla en lo real.
Un sabihondo, que los hay, escribió que un libro ‘estaba lleno de fe de erratas’. Asumía que ‘fe de erratas’ era sinónimo de errata, sin percibir que ‘fe de erratas’ es una lista –¡no un ‘listado’!, que da fe, con la corrección correspondiente, de los errores pequeños y grandes cometidos en el libro, en acto honesto de escritor o editor.

‘Estoy ex libris’ decía otro sabihondo: Ex libris es expresión latina, ‘de entre los libros’, y se aplica a la ‘etiqueta o el sello estampado en el reverso de la tapa de los libros, con el nombre del dueño o el de la biblioteca a que pertenece el libro’. Este cultismo adaptado a la insensatez del susodicho mostraba, según él, que carecía de libros, que los había leído todos….

Acabemos con la 1ª. acepción de ‘consumir’: ‘Destruir y extinguir’. No hay ‘vuelvaluegos’: Satisfacer nuestras necesidades, sean cuales fueren, nos condena a la extinción. Lo estamos viviendo.

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