1. Su comentario sobre la baja del crecimiento y su impacto en la contracción de la economía. ¿Cuál es el estado en sectores como turismo, alimentos, construcción y otros?
Finalmente, el BCE entregó los datos del primer trimestre que confirman lo que muchos venían sosteniendo: el Ecuador está en una clara recesión. La tesis del gobierno de desconocerla, terminó sucumbiendo ante el cúmulo de evidencias. Caída de ventas en la mayoría de sectores; reducción notable de las recaudaciones tributarias; descomposición del mercado laboral; declinación de la inversión pública y privada; contracción-derrumbe-de las importaciones de todo tipo; afectación de las exportaciones no petroleras; aumento de la morosidad crediticia; estancamiento de las capaciones del sistema financiero.
Según la encuesta del Comité Empresarial, el 74% de las empresas consideran que durante el primer trimestre la situación económica del país fue mala o muy mala; y, 24% apenas regular. El segundo trimestre no fue distinto. Ya tendremos datos para confirmarlo, pero nada hace pensar que las cosas han cambiado, ni pienso que cambien en un futuro cercano.
Las previsiones para todo el año, señalan una reducción de ventas para el 71% del grupo encuestado, que deberíamos entenderlo como representativo de todo el aparato productivo privado. En el campo del empleo también el 75% prevé reducción de la nómina laboral.
En el sector de turismo los flujos de turistas han declinado, lo cual redujo los niveles de ocupación hotelera en más del 10%. En los datos del BCE, el sector de alojamiento se contrae en el 13%. En alimentos, la caída es de las menores en términos comparativos con otras actividades, precisamente por la importancia de su consumo y la inflexibilidad de la demanda. Aún así, dejó de crecer y arroja datos negativos de un dígito en las ventas. Ayuda a comprender este hecho la declinación del consumo de hogares de las cuentas nacionales del primer trimestre del 3.9%.
En la construcción los resultados son muy malos. Las importaciones de materiales se desplomaron el 45% en lo que va del 2016. Eso también se refleja en la pérdida del volumen de ventas del 20% en cemento. Todo ese sector en su aportación al PIB, según los datos del BCE, cae el 4.4% en el primer trimestre.
El comercio está en proceso de redimensionamiento. Cada día alguien cierra un local, despide trabajadores, para dar en conjunto una contracción oficial del 3.5% en los tres primeros meses del año. Todas las empresas proveedoras del gobierno y las entidades oficiales, con algunas excepciones, tendrán que buscar nuevos mercados. Sus clientes ya no tienen capacidad de compra. Es más, su reputación sobre el cumplimiento oportuno de sus obligaciones, camina por los suelos.
2. Bajó el empleo en el país, ¿qué efectos tiene?
Las cifras oficiales siguen siendo poco confiables. ¿Cómo puede ocurrir una mejora del desempleo en los últimos tres meses del 5.7% al 5.3%, cuando el país está estrangulado?, cae el consumo interno y las empresas despiden trabajadores. Hay ahí una inconsistencia evidente con los datos ofrecidos por el BCE sobre la situación general de la economía…
Esta crisis, aunque duela decirlo o escucharlo, es una realidad. Hay que reconocerla para poder enfrentarla con el menor costo social posible. Negarla, o disfrazarla no lleva a un puerto seguro. Más bien dificulta su potencial solución. Más de la mitad del mercado laboral está conformado por desempleados o personas con ocupación parcial.
Es un mercado precario cuya constitución está irresuelta a pesar de 10 años de abundancia económica. Cabe aquí la pregunta: ¿El código Laboral es acaso un instrumento que no asiste a la solución de esta lacra nacional? Bien vale un serio debate nacional.
El desempleo urbano se aprecia en todas las esquinas de las ciudades con grupo de jóvenes malabaristas que buscan encontrar unos centavos para llevar algo a sus estómagos. O en las multitudes de aplicantes, cuando alguna institución busca llenar alguna vacante.
3. ¿Qué opina de las nuevas reservas que una consultora dice que hay en el ITT, es factible extraerlo a un precio razonable, se puede justificar la construcción de la Refinería del Pacífico?
Es posible que esos resultados sean reflejo de un trabajo técnico serio. No tengo elementos para cuestionarlos. Aún más, algunos especialistas, críticos del programa de preservación de esos campos, cuestionaron la valoración inicial precisamente por considerar que los reservorios eran de mayor dimensión. Y eso parece que así es.
Dadas las características de ese petróleo, su ubicación y el cuidado ambiental extremo que se necesitaría para no ocasionar daños irremediables, frente a las condiciones del mercado, genera una duda sobre la conveniencia económica de hacerlo. Los márgenes no parecen ser positivos y las necesidades de inversión son cuantiosas, que con seguridad no puede atenderlas el gobierno.
Conectar esta potencial producción con la construcción de la refinería de El Aromo no tiene sentido alguno. Este proyecto es un castillo en el aire. Mantenerlo vigente sólo se entiende como una testarudez del gobierno, pues el capital requerido no lo tiene nadie en el Ecuador y asumir una deuda de 13.000 millones de dólares, con un riesgo elevado de fracaso económico, sería un error de enorme trascendencia.
Si es tan buena la perspectiva, busquen inversionistas internacionales que lo hagan y asuman el riesgo del negocio. Si alguien quiere hacerlo con sus recursos, ahí está la solución. Desde ya comprometo mi opinión: no habrá nadie dispuesto, incluso ofreciéndole un “paraíso fiscal” para sus resultados.