1) ¿Cuánto incide en la economía mundial y nacional el desplome de los mercados de futuros de petróleo?
Las vinculaciones de la energía con las demás actividades económicas son intensas y múltiples, por lo cual el impacto de esta circunstancia es incalculable. Por un lado, favorece el control de los costos de producción, transporte, comercialización necesarios en una compleja etapa de violenta suspensión de actividades y fuerte shock de demanda. Es un alivio dentro de la maraña de problemas. Por otro lado, crea dificultades en los países productores de este producto que, dependiendo de su fortaleza económica, del cuidado que haya tenido en construir reservas financieras estratégicas, podrá superarla con daños tolerables, o en caso contrario con una crisis de mayor calado (Ecuador). Mirado el problema desde un ángulo de dinámica económica, esta situación increíble de precios negativos (para análisis académico y elaboración de un caso de texto) no puede mantenerse en un período superior al necesario para evacuar los excesos acumulados que desbordaron la capacidad de almacenamiento mundial y el redimensionamiento de la oferta mundial a las nuevas condiciones requeridas por una economía global en proceso de normalización. (Cómo entender que alguien produzca o tenga un bien y, para realizarlo tenga que reconocerle un valor al comprador. En caso de basura, es entendible. Pero ¿un no renovable estratégico? Vivimos un tiempo de hechos impensados. ¡¡Hasta las tasas de interés son negativas en algunos países!!)
Obviamente, las corporaciones multinacionales dedicadas a esta actividad enfrentan una pérdida de valor que se refleja en las cotizaciones de bolsa. Aún más, las especializadas en la producción sobre reservorios de esquistos, sufren un daño mayor por el costo de extracción. Estos hechos, especialmente relacionados con esta última categoría de productores contaminarán al sector financiero que tendrá una parte de su cartera con dificultad de recuperación. E ahí un ejemplo de efectos no deseados pero inevitables.
Convertido a números, veamos algunos datos: la producción mundial diaria de petróleo era un poco más de 100 millones de barriles. Digamos a un precio de 60 dólares, las ventas por día llegaban a 6.000 millones. Si el precio cae a 30, cada día los productores ven caer sus ingresos en 3.000 millones por 365 días, el impacto es 1.100 billones dólares (1.1 trillones en léxico anglosajón). Pero si el precio cae a 30 dólares y la producción se reduce, digamos en 30 millones, el daño en los productores sería de casi 4.000 millones por día.
Para el Ecuador el impacto en las exportaciones es 4.500 millones de dólares y el potencial ahorro en importaciones debería rondar por los 600 millones. A eso hay que añadir los costos de producción que no pueden ser imputados (carry forward) y se convierten en una carga fiscal contingente que deberá enfrentarse cuando los precios se recuperen.
2) ¿Cómo conservar las grandes líneas producción exportable ecuatoriana frente a la contracción mundial?
Miremos esta pregunta desde la concepción del modelo macroeconómico en vigencia, al cual se lo protege y busca su continuidad: la dolarización. Este modelo necesita la inyección continua de dólares y las exportaciones son la fuente natural propia más importante que debe cuidarse. Por lo tanto, se debe utilizar todo instrumento, legítimo, pero no distorsionante que las sostenga y promueva.
Un grupo de economistas hemos propuesto la creación de un fondo cambiario inter privado que regule el tipo de cambio real y permita contrarrestar los efectos de devaluaciones en países cuyos productos compiten con los nuestros.
Es también importante abrir un espacio legal que permita a trabajadores y empresarios negociar los términos de su relación dentro un marco de referencia que recoja las condiciones del mundo actual.
Tiene un espacio privilegiado la ampliación de acuerdos de comercio que se unan a los conseguidos con la Unión Europea, con el Tratado de Libre Comercio de los nórdicos, como son la Alianza del Pacífico y el reinicio de las negociaciones con EE.UU. y luego con Canadá.
3) ¿Cuándo deben llegar las reformas estructurales?
En parte ya están contenidas en los proyectos en trámite. Las reglas macro fiscales para todo el sector público es una necesidad imperiosa. Nadie puede quedar afuera de ellas. Todos los organismos, respetando sus competencias, deben cumplirlas. Aquí no se trata de otra cosa que la de enderezar todo ese amplio andamiaje público creado sin orden que hoy le ahoga al país.
Es obvio que los objetivos vitales hay que preservarlos, pero también hay que exigirles que lo hagan con eficiencia y pulcritud. No es importante mirar sólo los valores cuantitativos sino poner controles a la calidad del gasto y, por ahí hay muchos agujeros negros.
La reforma del Banco Central, sus funciones y responsabilidades, pero más que nada su papel de “tercero creíble” es necesario hacerla para volver a contraer con una institución confiable, técnica y con criterio nacional y no del gobierno o del sector privado. En ese plano, deben cerrarse todas las puertas a cualquier operación que cubra necesidades fiscales o del sector privado, especialmente mientras no tenga unas reservas que sean superiores en algún múltiplo a los pasivos o depósitos que reciba.
La reforma tributaria y del mercado de capitales tienen también un espacio en este proceso. Limpiar la enrevesada estructura actual de contribución. Hacerla más simple y con claros incentivos, así como profundizar los mercados de capitales que no han sido comprendidos en su importante contribución al financiamiento del crecimiento y desarrollo.