Defender cualquier política pública bajo el argumento de que solo se perjudica a una minoría es infame. Y cada vez que un funcionario ecuatoriano defiende el incremento al Impuesto a la Herencia diciendo que solo afecta a unos pocos está cometiendo una infamia.
Es una infamia, en toda la extensión de la palabra, porque la tesis según la cual es bueno aquello que solo afecta las minorías para beneficiar a la mayoría, sin importar si se violan los derechos de esas minorías, ha sido la semilla de los crímenes más atroces en la historia de la humanidad.
La idea de que las libertades individuales son menos importantes que el acceso a las necesidades básicas, como alimentación o salud porque esas libertades no importan sino a una minoría fue el argumento que utilizó el más primitivo estalinismo para justificar los feroces atropellos que se cometieron en la Unión Soviética de los gulags. No se debe olvidar tampoco que los crímenes cometidos durante las dictaduras del Cono Sur se justificaban bajo el miserable argumento de que eliminando a los pocos comunistas se garantizaban los intereses de las grandes mayorías.
Quizá la defensa del Impuesto a la Herencia en el Ecuador, bajo el principio de que solo afecta a unos pocos, no tiene la misma dimensión que los crímenes cometidos por el estalinismo de los 50 o en la Argentina o en el Chile de los 70, pero la esencia ideológica en juego es igual de perversa.
Sin embargo, una vez que se acepta y se asimila el argumento de que no está mal atropellar los derechos o las aspiraciones de una minoría, si a cambio se logra el bienestar de las supuestas mayorías, se ha inoculado uno de los principios más peligrosos para la convivencia civilizada. El pretexto del bien común siempre estará agazapado para violar la dignidad humana. La historia tiene muchos ejemplos.
Estos días funcionarios y partidarios del Gobierno han estado empeñados en defender el Impuesto a la Herencia bajo el argumento de que solo perjudica a unos pocos. “98% de ciudadanos no pagarán. Cuánto engaño y desinformación. #YoTrabajoPorUnaSociedadMejor”, puso en su cuenta de Twitter uno de los ministros más influyentes, como si el impuesto pueda legitimarse por el simple hecho de que afecta a apenas a un 2%. Esta campaña es siniestra, además, porque puede hacer que la sociedad asuma la idea de que aquello que es bueno para una minoría es malo para la mayoría.
La estrategia oficial, asimismo, puede promover una polarización que, si bien podría ser útil para los intereses electorales de un grupo que tiene terror de dejar el poder, también podría reproducir una tensión social similar a la que hay en Venezuela.
PD: La decisión del presidente Correa de viajar a Europa con 40 personas, entre las que se incluye hasta tuiteros, en medio de la hipersensibilidad social desatada por el tema de los impuestos es un acto de arrogancia y falta de sensibilidad. Parecería que ni siquiera el actual escenario puede reducir el impúdico gasto público.
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