Infalibilidad, siglo XXI

El papa Francisco anuncia un próximo sínodo de obispos en que podría revisarse cosas que para algunos eran impensables remover: el celibato de los sacerdotes, la necesidad de que las mujeres -monjas y hermanas- tengan roles en los espacios de decisión de la Iglesia Católica, la apertura a mujeres y hombres divorciados, a quienes hay sacerdotes que le niegan los sacramentos, y el apartarse de la condena a ateos y agnósticos, entre otros temas. Sus palabras textuales: "El cristiano que quiere vivir el Evangelio no debe erigirse en dueño de la verdad (…) Jesús no vino para eso, sino para ampliar el horizonte de la humanidad" y se pregunta: "¿habrá salvación para los ateos?", respondiéndose "para éstos también, ¡para todos! No hay hijos de Dios de primera clase. Si alguien dice: yo no creo, soy ateo, le contestaré: no importa, haz el bien, nos encontramos allá".

En cambio, el poder político en el Ecuador -y en otros países- va categorizando posiciones y versiones como verdades absolutas y el que se atreva a cuestionarlas debe ser descalificado y condenado a humillarse y pedir disculpas y además al riesgo de procesos penales y/o de indemnizaciones millonarias.

Está en la televisión la publicidad por el aniversario del 30-S del 2010, en que aparece una niña que se dice nació en esa fecha, con nombre y rostro visible -pregunto: ¿eso no está prohibido por las leyes que protegen a los menores?- alzando sus manitas al cielo, vinculando aquello con lo sucedido ese día, que para el Gobierno significa el renacer de la democracia. Es evidente que la mañana de ese día estuvo en alto riesgo la estabilidad del Gobierno y la vida del presidente Correa, pero, de otros hechos de ese día, aún hay investigaciones por realizar, que no permiten hablar de una versión incuestionable.

Podría repetirse lo de la publicidad en aquello de que la intervención en el Yasuní solo significaría afectarlo en menos del uno por mil. ¿Es posible evidenciar esa afirmación considerando no solo la superficie en hectáreas, sino también la movilización de personas y equipos, por cualquier vía, las perforaciones de cualquier índole, los sobrevuelos, los desplazamientos por los ríos y por tierra, los ductos, entre otros factores? Y está lo relativo a la Función Judicial, que puede ser que ya no responda a poderes fácticos, pero sus operadores no ocultan el miedo de que cualquier actuación desagrade al poder político, porque se dan los casos de providencias y fallos en que ese desagrado se manifiesta no solo en perseguir la separación de jueces, sino también procesarlos por prevaricato, prisión incluida. Verdad que en materia tributaria y otras pueda tener razón la autoridad -y creo que puede evidenciarse- pero también podría haberse equivocado, lo importante es que los jueces no decidan por miedo.

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