La narcopolítica ha generado un ambiente de inseguridad que cada día preocupa más; antes fue el candidato presidencial Fernando Villavicencio, a quien asesinaron vil y cobardemente, para silenciar la voz decidida que destapaba, sin temor, una larga e interminable cadena de jugosos actos de corrupción, que van siendo comprobados, pese a la negativa permanente de ese amplio grupo amoral que engaña a la inocente población con ese estribillo sin sentido, ni verdad “los corruptos siempre fueron ellos”. Mucha gente recibió parte del dinero sucio mal habido, los cabecillas adquirieron enormes fortunas y gozan de ellas rodeados de lujos y comodidades en sus refugios; pero es inentendible que existan seguidores fanáticos de estos políticos delictuosos, convertidos en cómplices de las innumerables fechorías, sin haber recibido aporte alguno. Las verdades expuestas por el valiente candidato presidencial se transformaron en el gatillo que terminó con su vida, pero sus denuncias no pudieron ser silenciadas. La desesperación de los corruptos, por borrar evidencias y terminar con investigaciones y denuncias, generan actos criminales. La ciudadanía rechaza airadamente el aleve, cobarde y brutal ataque del que fue víctima la destacada periodista Thalía Flores y Flores, directora del extraordinario programa de análisis de la realidad nacional Descifrando con Thalía Flores, articulista del periódico digital Primicias, corresponsal del Diario ABC de España, con una formación, preparación y riqueza cultural extraordinarias.
El peculiar asalto, por parte de un fornido emisario que le atenazó ferozmente con sus musculosos brazos y la sacudió violentamente hasta lanzarla al suelo y lesionarla, tuvo como finalidad arrebatarle el teléfono celular, único objeto substraído, a pesar de que la cartera con dinero estaba caída y visible. Nos solidarizamos con esta ejemplar y valiente mujer, víctima de un intento de silenciamiento forzado que, desde luego, no se concretará en una persona de la entereza y dimensiones de Thalía Flores. A esta sinrazón se añade la aberración permanente de estos conspiradores, a tiempo completo que, unidos a delincuentes, intentan frenar la labor efectiva de otra mujer, que ha destapado la terrible concupiscencia política, narco- judicial, militar y policial a la que combate para devolver la dignidad al país, la extraordinaria Fiscal General, doctora Diana Salazar, quien, pese a haber sido vilipendiada y víctima de ruines celadas, mantiene su integridad y heroicidad. La catástrofe moral abarca algunos años repletos de latrocinios múltiples, entre ellos la nefasta gestión del contralor Carlos Pólit, calificado, en el concurso para obtener ese puesto, con una nota de 100 sobre 100, condecorado por la Asamblea y reconocido como simpático cobrador de glosas insignificantes, mientras perjudicaba al Estado al evacuar glosas millonarias a cambio de sustanciosas coimas, que el expresidente Correa justificaba “poniendo las manos al fuego” por la “penosa situación económica” del ex contralor que no tenía dinero cubrir los honorarios de los abogados; pero que, cuando tuvo que pagar para que no lo encarcelen, canceló 14 millones de dólares, sin dificultad alguna. Sin embargo, ante los justos cuestionamientos al contralor Pólit, por parte de la Comisión de Control Cívico Anticorrupción, el funcionario enjuició a la Comisión y en ese ambiente de parcialización y abuso de la justicia, se sentenció, a los miembros, con prisión. Los comisionados, gente honesta y decidida, no se amilanaron con la sentencia, nunca pidieron el perdón que Pólit exigía, hasta que se vio obligado a retirar la denuncia. En tanto, con arte maléfico, los ex gobernantes, seguían apoderándose de consejos e instituciones nominadores de las principales autoridades de control, para imponer a sus candidatos y obtener impunidades y perdón y olvido de todos los actos de corrupción. No les importó hacer una descarada propaganda partidista a los aspirantes a las vocalías del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), felizmente actuaciones honestas de jueces justos como EL Dr. Fernando Muñoz, que aceptó las demandas de dos ciudadanas patriotas y destituyó a los vocales que cometieron el desafuero y violaron las leyes, a vista y paciencia del totalmente inefectivo Consejo Nacional Electoral, nos brindan la esperanza de un positivo cambio de rumbo.
La justicia norteamericana ha encontrado culpable a Carlos Pólit Faggioni y se espera una condena de 20 años, en un proceso que constituye otra esperanza de castigo a los corruptos. El país está dividido entre una mayoría honesta, cultora de la moral y la ética, y un grupo que convive con el abuso, los atracos, los delincuentes y la deshonestidad. ¿Dónde nos situamos para beneficiar a la patria?