Columnista invitada
Es trágico comprobar que en Colombia, en estos momentos históricos en que está en juego el futuro del país y de las generaciones venideras, en las que por primera vez en casi un siglo de violencia fratricida se puede salir sin miedo a votar, más de la mitad de los sufragantes no acudan a las urnas por pura y física apatía e indiferencia.
La Gran Triunfadora de estas elecciones fue la señora Abstención. A pesar de que aparentemente se veía muchísimo movimiento de gente y automóviles y filas en muchos puestos de votación, la cruda realidad son las cifras que mostraron, una vez más que en este país, privilegiado por su situación, y su naturaleza no respondemos jamás ante ningún reto importante, ni pensamos en nada ni nadie que este alejado de nuestro ámbito personal.
Siento rabia y vergüenza de Patria.
Así como reconozco que el sistema electoral que tenemos solo da para confusiones, trampas y caudillismos partidistas. Los tarjetones electorales son un enredo que no lo entiende nadie… Símbolos y números. Más de cuatrocientos. En un país en que el analfabetismo cunde…
Decenas de grupúsculos políticos…sin ideas, sin programas, solamente tratando de sacar tajada en el pudín burocrático. Candidatos cuestionados, pero avalados por sus jefes porque suman votos.
Si a esto sumamos la polarización irracional actual… las mentiras virtuales, las amenazas soterradas, la corrupción, la venta y compra de votos, la falta de garantías, el resultado es una especie de salpicón agrio y desconcertante.
La Consulta interna del Centro Democrático, liderado por el ‘Patrón’ Uribe, dio como ganador a Iván Duque, su delfín. Ya da declaraciones en el tono arrogante de los ungidos. Ensillan antes de tener las bestias.
Ahora llega el momento de la Verdad: alianzas, estrategias, programas serios e ideas, que hasta el momento no se han visto. Seremos los ciudadanos testigos de lo que está por venir. Si Colombia quiere retroceder al oscurantismo de la ultraderecha y la inequidad, o se lanza a dar sin temor un paso adelante pensando en una Colombia nueva, más inclusiva, más equitativa y en paz. La Ruleta empezó a rodar… ojalá que no triunfe la Ruleta Rusa… Esa que hemos jugado siempre y que ha teñido de sangre el territorio y ha sembrado el terror en el alma de millones de campesinos sin oportunidades alternas, a servir de víctimas en los fuegos cruzados, en los falsos positivos, en su rol milenario de solo ser “carne de cañón”.
Ojalá en las elecciones presidenciales dejemos la apatía y contribuyamos a formar un nuevo país. De otro modo, seguiremos condenados a otros cien años de ¡violencia, inequidad y soledad!