Las independencias son tema central de nuestras preocupaciones en estos tiempos, tanto para la visión de nuestro pasado, como para el debate sobre el futuro. Este no es solo un tema historiográfico, sino también un asunto político y de identidad nacional. Por ello, además de investigar sobre los procesos de la etapa independentista, que va desde 1809 a 1824, también hemos vuelto a la discusión sobre la naturaleza de los Estados-nación en América Latina.
En nuestro caso, los debates independentistas nos han llevado a repensar en el desarrollo de los proyectos nacionales. ¿Cómo la Independencia, y las diversas perspectivas sobre ella, han influido en la construcción de las naciones andinas, en sus visiones e instituciones? En todos nuestros países, con mayor o menor fuerza, la Independencia es considerada el acto fundacional de las Repúblicas. Se la caracteriza a veces como “Revolución emancipadora”. En la visión más tradicional, es el nacimiento de las patrias, que se dio gracias a la lucha por la libertad contra la tiranía, con la acción de personajes que consideramos nuestros héroes.
En Venezuela, Ecuador y Bolivia, por ejemplo, la acción de los héroes es crucial. Simón Bolívar es la figura central de las historias nacionales y es objeto de un culto muy difundido y singular. Junto a él Antonio José de Sucre, liberador del Ecuador y fundador de Bolivia, así como otros destacados militares, forman parte del retablo de la “Patria heroica”. En Colombia el culto a esos personajes es de menor intensidad, pero existe y se reconoce su acción libertadora; hasta se los identifica con el principio de las definiciones políticas entre liberales y conservadores.
En Perú, no tienen la centralidad de los demás países, puesto que las figuras peruanas de la Independencia carecen de las dimensiones que tuvieron los notables líderes militares. Allí los grandes héroes son los de la guerra con Chile, que se dio décadas después de la Independencia.
A los iniciales pronunciamientos anticoloniales siguió en América Española la redacción de textos constitucionales. Esa práctica se ha mantenido hasta el presente. Esta suerte de constitucionalismo, que no implica una tradición de desarrollo y observancia de la Constitución, se proyectó desde la independencia hasta nuestros días.
La independencia trajo consigo la adopción del régimen republicano en todos los países andinos. Hubo, desde luego, tendencias monárquicas fuertes, sobre todo en Perú. En todos los países hubo quien lo fuera. Varias de las figuras independentistas como San Martín, Monteagudo, Sucre y Flores tuvieron inclinaciones monárquicas. Pero nunca se llegó a adoptar esa forma de estado y así se mantuvieron nuestros países.